martes, 31 de mayo de 2011

Quiero ser un delincuente
Song.


Esta noche la cuidad
va a tenerse que cuidar
porque en serio ya estoy harto de ser todo un mojigato
voy a atropellar ancianas
no respetaré sus canas
prenderé con gasolina el jardín de mi vecina

Voy a destrozar cristales de orfanatos y hospitales
robaré todos los perros que conducen a los ciegos
voya ponerle un calzon a la estatua de colon
rociaré gas hilarante en velorios importantes

Quiero ser un delinciuente
un completo malviviente
nunca mas me llamaran un muchacho muy formal
quiero ser un delincuente pervertido e indecente
dejare de ser hoy mismo un ejemplo del cinismo

Voy a darle un buen madrazo
al que cruze por mi paso
emborrachare con vino a la niña del vecino
Voy a navajear las llantas de patrullas y ambulancias
cortare cables de luz donde pasa el trolebus

Voy a cambiar las señales de los cruzes principales
Envenenare comida en banquetes de provida
pero desgraciadamente
nunca he sido muy valiente
y lo mas seguro es
que me quede viendo la tele otravez

Quiero ser un delinciuente
un completo malviviente
nunca mas me llamaran un muchacho muy formal
quiero ser un delincuente pervertido e indecente
dejare de ser hoy mismo un ejemplo del cinismo



Buenos días, mundo.

lunes, 30 de mayo de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap 6 {Borrador}

-¿¡CÓMO CONSEGUISTE ENTRADAS PARA ESE BAILE?
Era extraño. No entendía como Rita estaba taaan desesperada por aquello, pero seguro que vendrían más preguntas aparte de esas, así que esperó, alejándose el auricular del oído a una distancia prudencial. ¿Era necesario tanto grito?
-Espera –soltó un bufido, una especie de sonido incrédulo -, ¿TÚ tienes una cita…? ¿No es solo un touch and go?
-Oh, vamos, Reet…
-Marianna, no te ofendas, pero eres alérgica a las relaciones de más de una noche.
-Ese no es el caso. Este tipo está buenísimo –soltó un suspiro, revolviendo en su clóset para dar con algo digno para la ocasión, sexy, algo… Perfecto era la palabra para describir el vestido que acababa de encontrar. No sería la primera vez en su cuerpo, pero era uno de sus favoritos -, es guapo, tiene el cabello largo, como pasado de moda, pero se le ve lindo, un cuerpo en excelente forma y unos labios…
-La ensalada de fruta que te brindé tenía algún alucinógeno –se quejó Rita, haciendo ostentación de su histrionismo.
-¿Las alucinaciones besan tan bien, guapa?
Ambas se echaron a reír.
-Ann, Julio me llama, diviértete en tu baile, adiós.

Y le colgaron, por primera vez en todo el día. Seguía sonriente cuando se quitó los jeans y el suéter para entrar a la bañera; faltaban tres horas para el baile, pero le apetecía relajarse. A pesar de que se había bañado dos veces, no le parecía correcto salir sin darse al menos una ducha. Luego sufriría por las arrugas prematuras, y todas esas cosas que hablaban las viejas sin vida social en el canal de salud (qué, por cierto, daba pésimos consejos).
Duró un largo rato en la tina, entre burbujas que reventaba con infantil entusiasmo. Se arregló todas las uñas, dejándoselas perfectamente limpias. Al salir de la ducha, impecable de pies a cabeza, se puso la ropa con paciencia, detallándola para evitar imprevistos a la hora de “la acción”. El lazo estaba presentable, las costuras en buen estado, el color brillante gracias al cuidado al que sometía sus prendas para conservarlas.

Por costumbre morbosa, también la ropa interior era muy bonita; el típico cliché de encaje rojo.
El cabello… la mayoría de las chicas se lo planchaban, pero ella adoraba su melena al natural. Lo peinó de distintas maneras, preguntándose como luciría mejor. Suelto se alborotaría más de la cuenta y aunque lo adoraba, no era acorde con la ocasión; Optó por un moño alto que dejaba caer algunas ondas en sus hombros desnudos. Un perfume suave, algo de crema humectante para las extremidades, maquillaje que resaltaba los ojos. ¡Listo!

-Ce’st manifique. Molo.
Se sentía una especie de diva, mirándose de distintos ángulos en el espejo de cuerpo completo, pero esa sensación le pareció ridícula a pesar de estar orgullosa del resultado. Taconeó con fuerza hasta el otro lado del departamento; faltaban os minutos. Vaya. Había tardado más de sus cálculos al arreglarse. Cogió su bolso de mano (donde llevaba una navaja, condones, dinero, entre otras cosas) recostándose del mesón con gesto alegre, hasta que sonó el timbre.

Le hizo esperar unos segundos (otra manía) antes de abrir.

Había superado todas sus expectativas; De no haber tenido planes futuros, se lo estaría comiendo en un sentido literal en ese mismo momento. Su atuendo no podía ser más acertado –aunque un smoking no le habría lucido nada mal-, combinada con su cabello inusual y su expresión… Bleh. Parpadeó para quitar las imágenes más morbosas de su mente, sonriendo de manera amplia, pícara, risueña, dándole una cálida bienvenida con solo sus ojos.

-Te ves muy linda –atinó a decir su compañero, mirándola de arriba abajo.
-Gracias, lo sé.

Dio una media vuelta para que pudiera admirarla mejor, y a Lance se le subieron los colores a la cara, para su entera satisfacción. Le extendió la mano como gesto caballeroso; ella, aprovechándose de la situación, la tomó, halándola para robarle un beso. Por suerte, llevaba el gloss en la cartera, ya que no podía evitar gastarlo en Lance. Hizo ademán de alzar la pierna, como en las películas. Él aún estaba medio sin habla cuando subieron al ascensor. No parecía demasiado acostumbrado a aquellas lides, pero ella estaba dispuesta a ser su maestra sin problema alguno.

-Y bien, ¿en qué calabaza iremos, señorito Lance?
-Emm…Espera a que lo veas. Creo que te gustará…

La planta baja estaba llena de gente: Sus vecinas esperaban a sus novios para la clásica salida nocturna en san Valentín. Adolescentes normales que se comían a su pareja de baile con la mirada, y algunas sobre ella, incluso. Tanto de rabia de parte del grupillo, como de parte de Lance, tratando de encontrar algún atisbo de ¿celos? En sus ojos. Podría buscar toda la noche y no encontraría nada, total, ¿Quién lo tenía de pareja? Ella. ¿A quién había besado? A Ella.
¿De qué les valía ver y no comer? Les dedicó la más prepotente de las risitas antes de salir del edificio… cuando posó su mirada en la preciosísima “nave” roja frente a sus ojos.

-¿Es este…? –Lance asistió, apresurándose, al parecer para abrirle la puerta, pero ella saltó dentro, como en las películas. El vestido no alcanzó a cubrirle mucho, y pudo ver algo más que las esbeltas piernas… el culot era negro. ¿En qué demonios estaba pensando?
-¡QUE PRECIOSIDAD!
Estaba causando el efecto opuesto; Ahora, parecía más impresionada con el coche, que ni suyo era, qué con él. Excelente.
-Oh, lo siento. Es que, adoro los autos… Aunque, no puedo besarlos, o al menos, no me responden.
Le abrió la puerta desde adentro. Lance se subió al auto con gesto tímido y ella, con toda la desvergüenza de su repertorio, se recostó de él, cómodamente, incluso cuando arrancó. De alguna manera, el silencio no era incómodo, además, iba admirando la hermosa ciudad. Madrid de noche era un espectáculo de luces y colores; se veían cosas que de día jamás hubiese imaginado. Aunque no era la primera vez que daba un paseo nocturno, jamás se había detenido a admirad tanto las calles, la gente… todo. Estuvo bastante distraída hasta que llegaron a una especie de local, aún más lujoso que su edificio. Eso ya era demasiado decir.
La gente que iba entrando bajo el enorme letrero de “Baile de San Valentín” lucía muy estirada, plástica, como decía su madre. Algunos incluso tenían vestidos tan… eso era de mal gusto por cualquier lado por el que se le viese. ¿Fucsia y amarillo? ¿Era broma?
Aferró la mano de Lance más fuerte, no tan segura como había estado hacía ya muchos minutos. Con sutileza debido a los nervios, su pareja le rodeó la cintura con el brazo antes de entrar.

El lugar por dentro era interesante, por decirlo así. No entendía como harían las muchachas con vestido “tipo-cenicienta” para bailar, pero por el momento, su atención estaba dividida entre Lance y la barra de la esquina, en donde una botella de vodka parecía brillar con luz propia, sin embargo, no sabía si a él…

-¿Te gustan los etílicos?
-Yo invito.
Extendió los brillantes labios en una sonrisa falta de recato. Caminó rápidamente hacia el lugar, aún sujetada de él.
-Dos vodkas con fresa, por favor –el cantinero se las sirvió y pasó con rápida eficacia, a pesar de que sus ojos se detuvieron en el rostro de Marianna unos segundos. Ella cogió las copas de coctel, aún sonriente, y le dio una a Lance.
-Por la obsesión a primera vista, los chicos italianos sexys y los deportivos rojos.
¿Había habido alguna vez un brindis tan raro…? Sin embargo, el también se dejó llevar. Una media sonrisa decoró su rostro antes de que diera el primer trago.

Querida Ró.



Primero que nada, escucha esa canción, te queda...
Segundo, no estoy inspirada, pero supongo que el amor que te tengo me hace esforzarme para esto u.ù

A ver, Ró.

La vida tiende a ser aburrida... Y los adolescentes, tendemos a aburrirnos más que la mierda. Yo lo sé; Varias veces me he cansado,me he preguntado si esto vale la pena, he odiado mi vida con todo mi ser, bla, bla, bla.
Lo bueno de las etapas emos, al menos, en mi caso, pasan, y vuelven, y vuelven...

Bah, todo en esta mierda resulta tan efímero que la verdad no quiero enredarme hablando de eso.
Vamos a lo realmente importante: Ró, tú si tienes propósito. Eres una persona creativa, divertida, especial, genial. No te sientas inútil en el mundo, nada es inútil en el mundo, nisiquiera las ranas y las ODIO CON TODA MI ALMA, SON TAN HORRENDAS CTM.

Siempre, hay 1 arquitecto y 1000 albañiles, un vocalista y decenas de coristas,un dibujante y miles de animadores, 1 mente macabra y mil kamikazes(da igual sino se escribe así)... bah, no sé si me explico.
Quiero decir, los diferentes hacemos la diferencia, el montón no. Qué no lo hayas encontrado, es otra cosa. No te preocupes, todo pasa. Y todo, aunque no lo creas, tiene solución (exepto la muerte y a veces es la gran solución, btw)


y si nada de esto ye importa, te quiero, ok, eres genial.





me volé.

Mynh & Jarno {Borrador}

Luego de desviarse una vez y perderse otra, llegaron a una pequeña cabaña de aspecto rústico que transmitía una extraña sensación hogareña. Era un lugar agradable, con todo de lo que se había jactado Mynh. Antes de entrar, dejaron la moto estacionada detrás, por si tenían que huir.

Como si ya estuviera acostumbrada a aquellas lides, Mynshaik se quitó las botas apenas entrar al dormitorio, con sueño. El hambre y el cansancio estaban a la par, pero no quería levantarse. Ni tuvo que hacerlo, puesto que a los momentos, Jarno había puesto dos sándwiches en la mesita para ella, mirándola con una mezcla de admiración e intenso deseo. Estaba solamente en bóxers y beani, a pesar de que hacía un poco de frío. Pronto estuvo bajo las sábanas, aferrado a su cintura.

―Gracias por salvarme la vida ―susurró en su oído, provocándole cosquillas y mal disimuladas risitas.
―Esto es más divertido si estás vivo.
―Lo sé.
―Pero no me voy a acostar contigo.
―¿Y yo soy el aguafiestas…?

Ella volvió a soltar una pequeña carcajada que se detuvo en seco al sentirlo resbalar su mano entre el cuello; uno de sus puntos débiles. Cerró los ojos con imperturbabilidad, esperando dormirse antes de que su novio tomara medidas más drásticas. Jarno suspiró, resignado, mientras le acariciaba el cabello. Había tantas cosas que arreglar con tan poco tiempo…


~

El astro rey estaba alto en el firmamento, pero su brillo no estaba en todo su esplendor, dado que lo opacaban. Aunque no caía ni una gota, el ambiente frío obligaba a la pareja a quedarse bajo las frazadas hasta tarde, más por pereza que por cualquier otra cosa, sin embargo, debían volver a la realidad… al menos parcialmente. Abrieron los ojos casi al mismo tiempo.

―Buenos días, idiota durmiente ―dijo Mynh por todo saludo, estirándose a lo largo y ancho de su pecho, donde estaba tirada. Él suspiró, ignorando el comentario para apretarla contra sí.
―Buenos días, fosforito.

Disfrutó un largo rato del contacto con la cálida piel, hasta que sintió la necesidad de la nicotina llamándolo desde la mesa de noche. Con un yesquero negro encendió los cigarrillos, fumando con una mano. La otra estaba ocupada frotándole los ojos. Tenía un gesto de cansancio en el pálido rostro que le daba aspecto de alguien mayor, pero era solamente porque recién había despertado.
Con pasos tambaleantes caminó hasta la ventana más próxima, abriéndola de par en par; El aire frío le erizó la piel. Inhaló y exhaló el aire fresco del exterior con gesto casi lujurioso, mezclando el humo con neblina.

El clima de afuera era propicio para lo que quería hacer adentro…
―No deberías fumar antes de comer, ¿no crees? ―indagó su ¿novia?, enarcando una ceja, aunque ella ya tenía un chicle en la boca. No quería cocinar.
―Si nos ponemos a pensar en lo que deberíamos y no hacer, creo que no terminaríamos…

Ambos soltaron una carcajada. Él se dio media vuelta, volviendo hacia Mynshaik para tirarla sobre el amplio lecho, aplastándola con su peso.
―Creo que estás engordando ―se quejó la chica en broma, justo antes de que los labios del rubio la callaran definitivamente.
Una mano traviesa se deslizó bajo larga camiseta que utilizaba para dormir, a sabiendas de que no llevaba nada más que eso, acariciándole los senos con apasionada fuerza. Los gemidos que salían de la boca de la muchacha únicamente lo incentivaban más; con los labios entreabiertos iba marcando un estrecho camino húmedo en su piel, saboreándola gustoso. Terminó de arrancarle la polera, tirándola bajo la cama sin compasión a la vez que bajaba la boca por el pecho amelocotonado.
―Di mi nombre.

Ella meneó la cabeza, negándose divertida, cuando la lengua de Jarno se entretuvo con uno de sus pechos. Los agudos colmillos del chico se clavaron en el, sin la fuerza suficiente para causar daño, pero si para hacerle dar un grito que se escuchó en toda la cabaña. Con aparente malcriadez, torturó los senos de la chica hasta oírla suspirar.
―Maldición, di mi nombre.

Lo único que llevaba puesto era el ceñido bóxer negro de siempre, que le estuvo haciendo compañía a la camiseta en pocos segundos. Ahora, Mynshaik estaba sobre él, y lo miraba con un gesto de complicidad mientras se volvían uno a través del cuerpo. Ambos jadeaban; Jarno tenía el cuello lleno de marcas rojas, por tantos mordiscos… ella, los brazos inmovilizados bajo el rubio, que a pesar de quedarse allí, no iba a dejar que le ganara. Por más extraño que sonase, el sexo les divertía a ambos; claro, que los el placer era primario, pero sentía que estaba haciendo una travesura que nadie descubriría…o eso creía. En medio de uno de sus chillidos la puerta se abrió de par en par.
Unos ojos carmesí los miraban fijamente con gesto asombrado, abiertos de par en par. No estaban bajo ninguna frazada, y supuso que se podía ver con todo el detalle posible cosas que no deberían ser de expectación pública. Ambos tardaron en reaccionar, más bien, el único que reaccionó fue Jarno, que, sin separarse de ella, cubrió su desnudez con una sábana.

Se sentía un silencio muy incómodo en el ambiente. Flor torció el gesto, pues no le agradaba demasiado la escenita que había interrumpido. Dejó en el tocador una bolsa con comida, un periódico, algunos billetes.
―Llama a casa pronto.
Un parpadeo; ya no estaba. Hubiese pensado en la posibilidad de estar alucinando, pero Jarno soltó un suspiró antes de reírse a carcajadas.
―¿Alguna vez creíste que tendrías un orgasmo con tu hermana mirándote?

Mynshaik se enrojeció, totalmente avergonzada, y le atinó un golpe al hombro.

―Me voy a preparar el desayuno…
―Pero si yo ya estaba comiendo ―se quejó Jarno, frunciendo el entrecejo. Ella puso los ojos en blanco, levantándose. Curvó sus labios en un óvalo extraño cuando bostezó, caminando hacia el mueble donde yacía el dinero, con algunos víveres y enlatados.
Jarno la acompañó a darse un baño de agua caliente para relajarse (aunque lo ideal hubiese sido uno de agua fría para calmar las ansias de sexo). Había alguna ropa de su talla en el clóset, pero se dio por satisfecho con un pantalón de algodón. El torso desnudo era objeto de observación constante por parte de la muchacha mientras cocinaba, pues fumaba en la esquina del mesón algo que no era tabaco, con expresión serena. Las ventanas estaban abiertas, pero sin embargo, el olor de la marihuana la estaba mareando.
Ella también andaba cómoda, sin maquillaje y descalza; el piso estaba suficientemente limpio.

Unas bolitas de queso bastaron para saciar su apetito (y el del rubio), que estaba sorprendido de que ella supiese siquiera sostener una sartén. Comía recostada entre sus piernas. Él se entretenía con su cabello, pues al parecer, no se cansaba de hurgar con los dedos en él; su ración de bolitas ahora estaba alojada en su estomago.

―Antes de conocer a Khazeri, yo no tenía familia. Sólo mi hermana, pero constantemente estaba de viaje…―recordó, mirando al techo luego de que Jarno murmurara algo como “es’dan uy icas” ―. Así que tuve que aprender a sobrevivir por mi cuenta. Sé hacer prácticamente de todo… supongo que por eso aprendí a robar…
― ¿qué le pasó a tu hermana?
―Murió de cáncer… fumaba mucho.
Jarno se dio cuenta que, por su tono, no quería hablar mucho del asunto, así que cambió el tema con naturalidad, abrazándola más fuerte.

Al margen de la fastidiosa realidad del exterior, Mynshaik y Jarno se pasaban el día en aquella casa, aunque no era ni la mitad de malo de lo que podía parecer. Todos los días miraban las noticias, para ver si las cosas se habían calmado, pero pasaban sin cambio aparente. Se acostaban muy entrada la madrugada haciendo el amor, despertando bastante pasado el mediodía, comían cosas cuyo nivel de vitaminas les daba igual, hablaban mucho sobre todo... Claro que había días en que no dejaban a la peli naranja salir del lecho.

Lo único tedioso eran las llamadas; entre sus dos hermanos, el acoso era prácticamente insoportable, al punto de que a veces tenían que descolgar el teléfono. En el fondo, Jarno comprendía a Skabriell; su hermano prófugo, la prensa sobre él… Debía estar sometido a un estrés terrible. Kaze, sin embargo, ya debía haber mandado a todos a la santificada mierda; cuanto estaba enojada era el demonio en persona, además, con el cariño que le tenía al joven de cabellos morados, dudaba que dejaba que lo jodieran mucho. Al menos, estando ella presente.

Así transcurrían los días de los jóvenes, que llevaban una “típica vida de recién casados”.

~
―Nope…
―Anda ―el rubio la asió por una muñeca, impidiendo que se levantara ―una vez más…
―Yo tengo que consumir proteínas, ¿sabes?

Con otro ligero tirón, logró zafarse el agarre, avanzado desnuda por el corredor de madera. Total, la había visto así una, otra y otra vez, no tenía demasiada importancia. Podía caminar descalza con tranquilidad por el piso limpio, claro, por ella misma; Jarno no parecía ni saber cómo se agarraba una escoba. Notaba un extraño mareo, pero supuso que era a la falta de alimento.
Sin embargo, a penas mordisquear el emparedado, tuvo que correr al baño tapándose la boca.

Vomitó hasta que le dolieron las costillas.

―¿Qué te pasa, bebiste demasiado anoche? ―preguntó Jarno, medio en serio, medio en broma, al verla salir del baño luego de cepillarse los dientes compulsivamente. Estaba de un horrendo color pálido, verdoso, y su expresión daba pena ―, te ves fatal…
―No lo sé. Me siento mal.

Se sentó en la cama con la cara entre las manos, sujetándose la cara. Trataba de pensar cómo iba a conseguir un maldito medicamento para el dolor de estomago… era extraño, llevaba dos meses sin dolores. Solo mareos, producto de las múltiples borracheras. Dos meses sencillamente perfectos… sin problemas.
Duró un rato tratando de encontrar la manera de colarse en una farmacia sin ser descubierta, pero en su mentecilla divagante se coló otra información al azar; ¿por qué llevaba dos meses sin el período? Claro, eso, la gran parte del tiempo, es algo que no se olvida, pero cuando pasas el tiempo en una cama, con un tipo ninfómano (no sabía el nombre de ese trastorno en los hombres), sobreviviendo a base de comida rara, cerveza y con una absoluta indiferencia a un coma etílico, bueno, se te pasan algunas cosas.

La verdad se juntó tan rápido en su cabeza que sintió como si un choque de tercer grado estuviera ocurriendo en su cerebro.
No. No. No.
A ver, ¿cómo se le habían olvidado…? Esa sensación de que dejaba algo al escaparse, no era simplemente una sensación. La cajita con las pastillas; la había dejado en casa de Kaze.
Solamente pudo darse un enorme puñetazo en la frente y dar un grito ahogado. Todo se había ido a la mierda… o estaba bastante cerca de eso. Nueve meses, ¿qué haría? ¿darlo en adopción? ¿matarlo? ¿abortar? La última opción sería tentadora, pero las probabilidades de que ella muriera también eran altas.

-Jarno.
El estaba en la cama, observándola con un leve ademán extrañado.
-vamos a ser padres.

Ambos se quedaron en silencio un largo e incómodo rato. Él parecía de piedra, pero ella se levantó de un tirón, metiéndose a la ducha. Salió en pocos minutos, secándose apresuradamente. Desparramó un montón de ropa negra, roja y fucsia sobre la cama, casi sobre él, hasta dar con algo que nada tenía que ver con su estilo: Un vestido. Y blanco, ¡por amor a Dios!... sin embargo, necesitaba salir, y si iba con sus pintas, probablemente la cogiese la policía. No dudaba que cierto agente de la ley moría por ponerle las manos encima a la “chica de Bathory”.

Terminó con un maquillaje “smoke eyes”, que no se notaba por los lentes de sol. Apenas si parecía ella: Solo la delataba el color de su cabello, que recogió en un moño alto que en su vida había usado.
Le dio un beso largo al rubio antes de salir.

-Voy a hacerme un ecosonograma. Necesito confirmar si nos jodimos la vida.





tiene más errores que los métodos de crianza de un tuki, pero bueno.
Espero te guste, Vickoh.
El conjuntito: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=32083735&.locale=es .

viernes, 27 de mayo de 2011

- fotos, fotos, reflejos gráficos del egocentrismo capturadas por uno mismo.



Un bolígrafo sin tinta fue lo que utilicé
Cuando te escribí una carta que obviamente nunca envié.
Tantas cosas que no dije, dos secretos que guardé,
Uno es que yo sí te quiero y otro es que no puedo...
Y no quiero, no quiero, no quiero...♪


No lo sé.
Tengo ganas de muchas cosas, no entiendo como la gente tiene miedo al cambio.
¡A mi me encantaría!


Principalmente, subo esto porque me aburro.
Si no les gusta pues se joden, es MI blog, pasen de él si quieren algo mejor o_ò

A ver, las fotos de la primera combinación son todas tomadas con el celular.
(Mi cámara no es tan mala *.*)
De Izquierda a derecha, primera columna: -si, le doy descripción a todo-.




1. Una de mis expresiones habituales... Poker face LOL. Realmente AMO esa foto *-*
2. A las 4:30 de la mañana, acabada de lavarme el cabello y con exactamente 22 horas y veinte minutos sin dormir NADA (: Fue genial. ♥
3. Con lentes me veo tan, tan pero TAN nerd dios mío xD
4. Casa de mi tía... emm... sepsi.
5. Mis zapatitos, KYA *.*
6. Mi mejilla pone "rawr" :I
7. En el colegio, Odio el colegio ^_^
8. Mi ojo o_o creo que está maquillado...


en esta, todas menos la 2da fueron con mi querida Kodak.

1. Sin comentarios.
2. ^.
3. Mentalidad televisiva (8)
4. Relleno ._. soy plana.
5. Mi teclado *.*
6. MI CABELLO (L)
7. Cara de demente, 5comentarios.
8. fuckyeah morado.






No, no soy linda ok, tengo una cara muy freak.


domingo, 22 de mayo de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap 3

Se quedó allí parada. ¿Estaría alucinando…? Bueno, pues su alucinación caminaba hacia a ella con un paso que daba un poco de miedo, al menos debería dárselo. Pero seguía demasiado embobada, con su cabello, sus ojos, su cuerpo. Los labios tensados en una mueca, aún así, se veían provocativos. Ladeó la cabeza imperceptiblemente y unos cuantos mechones de cabello le cruzaron el rostro.

-Sé que no me esperabas...más aún, no me deseabas aquí, pero tuve mis motivos para veir hasta acá. Primero que nada, perdón por ser descortés el otro día, estaba muy estresado y no tuve intención de tropezarte...Soy Lance, mucho...gusto...-Había comenzado a temblarle la voz. Eso le pareció bastante extraño.
Ella enarcó una ceja, mirándolo atenta. Seguía como clavada al piso sin saber que responderle. Inhaló hondo un par de veces, se tragó el chocolate y se limpió las comisuras de los labios con la lengua, desviando sutilmente la mirada. Como pudo, acomodó mejor las bolsas que llevaba encima y le devolvió la sonrisa sin trabas.

-Creo que te estás tomando el asunto muy en serio -había un ligero tono rosáceo en sus mejillas, aunque demasiado sutil para ser considerado un sonrojo -, además, fui yo la que actué grosera desde un principio...Y mi nombre es Marianna. Te daría la mano pero -soltó una pequeña risita apenas notable-, mancharía el piso de chocolate.
No entendía cual era su interés en una persona que había conocido algunas horas, la verdad, ni tampoco porque estaba tan nervioso. Ella tenía su carácter desinteresado de siempre, aunque le dificultaba mantener una pose unánime con tanto bolsero encima, y además, estaba demás perturbada por esa mirada penetrante, la cual tenía que alzar un poco la cabeza para seguir, lo cual le resultaba extraño, porque tenía una altura un poco menos promedio que el resto de las chicas.
Sin embargo, Lance no se veía muy cómodo con la situación.

-¿Podría ayudarte?
No pudo haber dicho unas palabras más acertadas. Sus ojos ya de por si luminosos brillaron, casi con chispa, se le subió la sangre a la cara y con una sonrisa de oreja. Extendió hacia él la gran mayoría de bolsas, con unas ganas inmensas de darle un millón de veces las gracias. Ya con las manos libres, se recogió el cabello en una coleta alta, que la hacía ver más niña de lo que en realidad era.

-Y...bueno... ¿En qué piso se encuentra tu apartamento?
-Es en el 10, pero el ascensor está descompuesto...así que...-Bajó la mirada, apenada. Estaba abusando de su cortesía al hacerlo subir tantas escaleras con esa montaña de comida encima.
-¿Habrá que subir utilizando las escaleras? No hay problema, me gusta ejercitarme.
-Bueno. Está bien-le tembló ligeramente el párpado derecho, como un tic de animé-Las escaleras que llevan a mi departamento están por aquí, sígueme.

Comenzó a caminar alegre hacia ellas, aún sonriente. Le alegraba tener a alguien que la ayudara; allí, en ese lugar, no podía estar confiando mucho en los hombres, pues, como decía su madre, “jamás daban nada sin pedir nada a cambio”. Su padre estaba al lado en aquel momento y ambos se echaron a reír, pero ella sabía que lo decían bastante en serio. Estaba consciente de que llamaba la atención, también de que los tipos de por allí estaban buenísimos, y a más de uno… perdió el hilo de sus pensamientos al sentir una mirada tras de sí, pero prefirió quedarse callada.
Su cabello se movía con cada escalón. Estaba meditando si voltear o no, pero si miraba a Lance con la vista fija en su trasero… Bueno, si era imbécil al menos sabía disimularlo, pero no quería llevarse una
impresión desagradable. Volvió a desconcentrarse al oír una especie de “truck”, volteando rápidamente la cabeza, preocupada. Casi había tirado el glaseado, pero por lo demás se veía bien, aunque demasiado avergonzado para ser chico.



-Vaya tropiezo ¿Estás bien? Ya casi llegamos, pero si gustas podemos...-
-¡No!- el grito se oyó en todo el lugar. Marianna “peló” los ojos -Es decir...no, está bien así, continuemos, no sucede nada.
Lo observó levantarse como una saeta, subiendo cual bólido los escalones hasta llegar a su corredor. Ella le siguió a una velocidad más humana, entretenida con el espectáculo. Casi riéndose, ignoró su desespero, caminando hacia el chico.
-Lo siento...debí esperarte. No sé que me sucede.
-No te preocupes, te veías muy emocionado, así que no te detuve. Es por aquí.
Caminaron el corto tramo hacia la puerta blanca, aunque llevaba ventaja. Sin darle mucha importancia al extraño comportamiento, buscó las llaves en su bolsillo derecho, al fondo. Cuando trató de sacarla, ésta cayó al suelo, muy cerca de uno de los pies de Lance, que se inclinó para tomarla, pero al tiempo que iba a cogerla, su mano rozó suavemente con la suya. De nuevo se quedó como estatua, mirando fijo a un punto inexistente entre su blusa, la puerta y los instrumentos.
Esperando a que reaccionara se quedó allí, medio agachada. De nuevo, su reacción fue lo suficientemente poco ortodoxa como para hacerla reír; parecía un niño asustado ante la pequeña que le gustaba… ewk, eso era una mala comparación, pues ella no sabía si había similitudes entre eso y…

Lo oyó suspirar.

Sin más entró a su casa, sintiéndose aliviada, en su terreno. Gritó un sonoro “Adelante, puedes pasar”, esperando oír la reja cerrarse. Apagó el horno que había dejado encendido con total tranquilidad mientras se quitaba el suéter, quedándose en una musculosa blanca.

Y otro suspiro.

-Deja los paquetes acá, ven.
Lance parecía bastante reacio a pasar, así que lo cogió de la manga, ayudándolo a descargar los productos, haciendo como si no notase el leve rubor de su compañero. Guardó todo lo que no iba utilizar hasta que la alacena quedó un tanto rebosada, casi desbordándose.
-Puedes sentarte… allá –señaló el sofá negro en medio de la sala con tranquilidad -, yo tengo que terminar de cocinar esto, así aprovechas y me dices como quedaron.
-Vale…

No fue a verificar si se había sentado o no. Se limitó a decorar sus postres con esmero, dando una que otra probada traviesa. Estaban calientes, pero no lo suficiente para quemar, y vertió en sendos vasos de cristal una generosa cantidad de gaseosa de uva con hielo. Con un equilibrio justo llevó el postre hasta la sala en una bandeja, poniéndolos frente a su extraño visitante, que se veía algo cohibido.
-Espero te guste… -con una sonrisa adorable, se situó a su lado, ya mordisqueando uno de los pastelitos -, y bueno, Lance, dudo que hayas venido acá solo para disculparte, ¿o me equivoco?
-Eh, bueno…yo…
-Por favor, tranquilo. Yo no muerdo… mucho –le guiñó un ojo, sorbiendo refresco.
Muy al contrario de apaciguarse, el chico pareció más alterado. No pudo evitar querer perturbarlo más, pero eso ya sería abuso. La idea le agradaba mucho…

-Linda casa –atinó a murmurar Lance, bajando la mirada hacia la bebida.
-Gracias. Por cierto, ¿de dónde eres…? Tú acento es muy guay para ser de aquí.
-I-italia.
-¡Oh, Italia…! –ella no se daba cuenta de qué aquello era prácticamente un monologo, porque su acompañante no dejaba de temblar y desviar los ojos; estaba muy entretenida con su comportamiento -, es uno de los países más bellos del mundo, aunque, claro, nada supera a Madrid… eh, mira, te has manchado las comisuras de chocolate.

Con una delicadeza prácticamente nula, se acercó, servilleta en mano, frotándole cerca de los labios para quitar los restos. Por su parte, el moreno estaba paralizado, con los ojos abiertos en su totalidad. Lance entreabrió los labios por el susto. Tardó algunos segundos en reaccionar pero apenas lo hizo, se apartó con brusquedad, dejando a la joven limpiando el aire. Marianna ignoró eso, por completo.

-¡Listo! Ahora, si pudieras decirme porque has venido…

Lance miró hacia la pared unos minutos más en lo que las palabras se acomodaban dentro de su cabeza. Nunca se imaginó que le hicieran esa pregunta, al menos, no directamente. Se mordió el labio un tanto fuerte, y su corazón volvió a latir frenéticamente, como si estuviese a punto de salírsele del pecho, sentía que algo lo quemaba por dentro...pero era ella. Su presencia, su tacto, su
voz...todo lo que tuviese que ver con ella lo ponía en un estado anormalmente inestable. Apretó uno de los puños fuertemente y tomó aire, volteando su mirada hacia ella y viéndola por fin a los ojos, dispuesto a responder con absoluta sinceridad

-¿Por qué preguntas...? La respuesta es simple, y creo que también tienes una vaga idea del porqué, aunque no quieras verlo por ese lado y estés evitándolo al igual que yo durante toda la tarde desde el momento que te miré a los ojos.
La joven alzó las cejas, completamente perdida. No le captaba, al menos, no del todo…
-Perdona, pero no te entiendo… ¿quieres decir que te gusto?

Estaba atónito. Después de habérsele prácticamente declarado, ella no lo había terminado de comprender a la perfección. Se llevó una de sus manos a la cabeza, haciéndose a un lado el cabello que le caía en la frente; sentía que la cabeza le había empezado a zumbar hasta que ese zumbido se convirtió en un dolor bastante molesto e incómodo. Apretó la mandíbula con fuerzas y se paró del sillón, llevando a cabo la misma acción con los puños; más que apretarlos de enojo o ira, lo hacía debido a la desesperación. Debía acabar con todo ese embrollo en el que se había metido, y así lo haría...de una vez por todas.

Marianna seguía mirándole con un gesto que podría llamarse inocente. Se acercó lo más que pudo a ella, inclinándose luego un poco hasta dejar su rostro muy cerca del suyo, mirándola fijamente a los ojos. Luego tomó lo tomó suavemente entre sus manos; no sabía si con miedo o con precaución y entrecerró los ojos, para luego posar sus labios suavemente sobre los de ella, haciendo una leve presión. Era un beso precavido, hasta cierto punto tímido, ya que no sabía cuál sería la reacción de la muchacha. Terminó con un suave jugueteo de labios, y lentamente retiró su boca de la de Marianna, con un leve tono rosáceo en toda su cara.

La muchacha parecía de piedra, pues aunque no lo había rechazado, aún estaba con todos los colores subidos a la piel de perfil, lamiéndose inconscientemente el contorno de su boca. Tenía la mirada fija en Lance.

-Espero que con esto entiendas lo que quise decir,ahora,si me disculpas...debo retirarme, aún tengo cosas que hacer antes de que termine el día- le habló sin mirarla a los ojos, no se atrevía, sólo quería desaparecer de ahí, olvidar todo lo sucedido. Comenzó a pensar que desde un principio, debió quedarse en casa leyendo alguna revista o viendo algún programa de chismes.
Se dirigió a paso veloz hacia la puerta, girando rápidamente el cerrojo para abrirla en el menor tiempo posible. Salió de la habitación, y de un suave pero sonoro golpe, cerró la puerta del apartamento.
Marianna estaba casi paralizada. ¿La había besado?

¿¡Y QUÉ DEMONIOS HACÍA ELLA TIRADA EN EL SOFÁ COMO UNA IDIOTA?!

-¡LANCE, espera! –jadeó, levantándose con desespero. Resbaló un poco en el suelo antes de salir (forcejeando con la cerradura). Oyó el eco de sus pies en las escaleras y los siguió como desaforada, arrojándose sobre él. El chico apenas tuvo tiempo de voltearse, atónito, antes de que ella le aprisionara contra la pared, buscando su boca con ademán necesitado.
Este beso si no tenía nada de “tímido”, porque ella si conocía su reacción, y estaba divertida al ver como se vería esa escena desde afuera, aunque pronto desapareció el mundo a su alrededor.
Lance solo pudo rodear la cintura de la joven con sus brazos. En cuando separó sus labios de los de la chica, contempló que en su rostro se dibujaba una sonrisa traviesa; parecía que más que sorprenderla o avergonzarla aquella acción, la divertía. No quería preguntar qué había sido eso, simplemente, supo lo que tenía que hacer; había encontrado a la indicada. Deslizó su mano dentro del bolsillo de su pantalón, sacando el boleto para el baile y extendiéndolo hacia Marianna, sin poder evitar sonrojarse nuevamente.

-Creo que...no hace falta explicar lo que trato de decirte...-Bajó la vista, mirando hacia la pared nuevamente. Aún lo avergonzaba mirarla a los ojos directamente, temía que invitarla a un baile sonara cursi o demasiado exagerado para sus gustos. Marianna tomó el boleto, mirándolo sin decir nada. Mientras ella contemplaba su invitación, tragó saliva, preparándose para fuera cual fuera su respuesta después de todo lo sucedido.
Ella, sencillamente, volvió a besarle con descaro.

-Pasa por mí a las ocho o eres hombre muerto.





^de nuevo es prácticamente un borrador xD He terminado y sencillamente lo he publicado.
:D


Sobreviví a otro armagedón y desayuno felizmente.
MUACK.

miércoles, 18 de mayo de 2011





A ver, hace poco una compañera de clase me preguntó cómo me gustaban los chicos y como sería mi novio perfecto. Le di una respuesta muy vaga. Algo como que me gustaban con cara de niña, ojos claros… boberías por el estilo.
Ahora que no tengo nada que hacer y me pongo a pensarlo, no es solo eso.


Mi novio (o novia, btw) perfecto sería alguien que no temiese a la distancia, que pensase “Amor de lejos felices los cuatro”.
Alguien con el que pudiera charlar horas, horas y horas sobre cualquier cosa.
Alguien que con el silencio no fuera incómodo.
Alguien al cual la opinión ajena le diera igual.
Con el que pudiera comer sin vomitar.
Con el que compartir fuese fácil...
Con el que los besos no fueran el único pegamento de la relación.
Que tuviera gustos distintos a los míos para discutir durante largo rato, pero también parecidos para compartir información.
Qué no se la pasara celándome hasta del aire que respiro.
Qué supiera mentir, pero que no lo hiciera todo el tiempo.
Que fuera lo suficientemente egocéntrico para saber que a pesar de que ande con 928279287921791 chicos, ÉL es el único al que le digo “Te quiero”.
Que me motivase a algo más que no fuera a aprender sexo oral.
Alguien que supiese reírse hasta de las situaciones más tristes.
Que me metiese y sacase de muchos problemas.
Alguien que pudiera mirar durante todos los minutos que tiene un día sin cansarme de encontrar detalles en su rostro.
Alguien que supiera que Gee solo es un amor platónico.

…Más que nada, me gustaría que e x i s t i e r a alguien así.

en cuanto al físico me gustan altos, blancos/pálidos/caucásicos de ojos claros (no azules ._.), cabello liso y buen gusto al vestir,

Si, me aburría mil.

sábado, 14 de mayo de 2011


Who? Me?

Son exactamente las 5:10 am, me bañé hace 10 minutos y falta una hora para que lleve 24 horas despierta. Además, llueve y estoy haciendo tarea.
La vida es bella.

viernes, 13 de mayo de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap 2

Se quedó allí parada. ¿Estaría alucinando…? Bueno, pues su alucinación caminaba hacia a ella con un paso que daba un poco de miedo, al menos debería dárselo. Pero seguía demasiado embobada, con su cabello, sus ojos, su cuerpo. Los labios tensados en una mueca, aún así, se veían provocativos. Ladeó la cabeza imperceptiblemente y unos cuantos mechones de cabello le cruzaron el rostro.

-Sé que no me esperabas...más aún, no me deseabas aquí, pero tuve mis motivos para veir hasta acá. Primero que nada, perdón por ser descortés el otro día, estaba muy estresado y no tuve intención de tropezarte...Soy Lance, mucho...gusto...-Había comenzado a temblarle la voz. Eso le pareció bastante extraño.
Ella enarcó una ceja, mirándolo atenta. Seguía como clavada al piso sin saber que responderle. Inhaló hondo un par de veces, se tragó el chocolate y se limpió las comisuras de los labios con la lengua, desviando sutilmente la mirada. Como pudo, acomodó mejor las bolsas que llevaba encima y le devolvió la sonrisa sin trabas.

-Creo que te estás tomando el asunto muy en serio -había un ligero tono rosáceo en sus mejillas, aunque demasiado sutil para ser considerado un sonrojo -, además, fui yo la que actué grosera desde un principio...Y mi nombre es Marianna. Te daría la mano pero -soltó una pequeña risita apenas notable-, mancharía el piso de chocolate.

No entendía cual era su interés en una persona que había conocido algunas horas, la verdad, ni tampoco porque estaba tan nervioso. Ella tenía su carácter desinteresado de siempre, aunque le dificultaba mantener una pose unánime con tanto bolsero encima, y además, estaba demás perturbada por esa mirada penetrante, la cual tenía que alzar un poco la cabeza para seguir, lo cual le resultaba extraño, porque tenía una altura un poco menos promedio que el resto de las chicas.
Sin embargo, Lance no se veía muy cómodo con la situación.

-¿Podría ayudarte?
No pudo haber dicho unas palabras más acertadas. Sus ojos ya de por si luminosos brillaron, casi con chispa, se le subió la sangre a la cara y con una sonrisa de oreja. Extendió hacia él la gran mayoría de bolsas, con unas ganas inmensas de darle un millón de veces las gracias. Ya con las manos libres, se recogió el cabello en una coleta alta, que la hacía ver más niña de lo que en realidad era.

-Y...bueno... ¿En qué piso se encuentra tu apartamento?
-Es en el 10, pero el ascensor está descompuesto...así que...-Bajó la mirada, apenada. Estaba abusando de su cortesía al hacerlo subir tantas escaleras con esa montaña de comida encima.
-¿Habrá que subir utilizando las escaleras? No hay problema, me gusta ejercitarme.
-Bueno. Está bien-le tembló ligeramente el párpado derecho, como un tic de animé-Las escaleras que llevan a mi departamento están por aquí, sígueme.

Comenzó a caminar alegre hacia ellas, aún sonriente. Le alegraba tener a alguien que la ayudara; allí, en ese lugar, no podía estar confiando mucho en los hombres, pues, como decía su madre, “jamás daban nada sin pedir nada a cambio”. Su padre estaba al lado y ambos se echaron a reír, pero ella sabía que lo decían bastante en serio. Estaba consciente de que llamaba la atención, también de que los tipos de por allí estaban buenísimos, y a más de uno… perdió el hilo de sus pensamientos al sentir una mirada tras de sí, pero prefirió quedarse callada.

Su cabello se movía con cada escalón. Estaba meditando si voltear o no, pero si miraba a Lance con la vista fija en su trasero… Bueno, si era imbécil al menos sabía disimularlo, pero no quería llevarse una
impresión desagradable. Volvió a desconcentrarse al oir una especie de “truck”, volteando rápidamente la cabeza, preocupada. Casi había tirado el glaseado, pero por lo demás se veía bien, aunque demasiado avergonzado para ser chico.




-Vaya tropiezo ¿Estás bien? Ya casi llegamos, pero si gustas podemos...-
-¡No!- el grito se oyó en todo el lugar. Marianna “peló” los ojos -Es decir...no, está bien así, continuemos, no sucede nada.
Lo observó levantarse como una saeta, subiendo cual bólido los escalones hasta llegar a su corredor. Ella le siguió a una velocidad más humana, entretenida con el espectáculo. Casi riéndose, ignoró su desespero, caminando hacia el chico.
-Lo siento...debí esperarte. No sé que me sucede.
-No te preocupes, te veías muy emocionado, así que no te detuve. Es por aquí.
Caminaron el corto tramo hacia la puerta blanca, aunque llevaba ventaja. Sin darle mucha importancia al extraño comportamiento, buscó las llaves en su bolsillo derecho, al fondo. Cuando trató de sacarla, ésta cayó al suelo, muy cerca de uno de los pies de Lance, que se inclinó para tomarla, pero al tiempo que iba a cogerla, su mano rozó suavemente con la suya. De nuevo se quedó como estatua, mirando fijo a un punto inexistente entre su blusa, la puerta y los instrumentos.
Esperando a que reaccionara se quedó allí, medio agachada. De nuevo, su reacción fue lo suficientemente poco ortodoxa como para hacerla reír; parecía un niño asustado ante la pequeña que le gustaba… ewk, eso era una mala comparación, pues ella no sabía si había similitudes entre eso y…

Lo oyó suspirar.
Sin más entró a su casa, sintiéndose aliviada, en su terreno. Gritó un sonoro “Adelante, puedes pasar”, esperando oír la reja cerrarse. Apagó el horno que había dejado encendido con total tranquilidad mientras se quitaba el suéter, quedándose en una musculosa blanca.
Y otro suspiro.


Viernes 13, tú mala suerte me la suda ;)

martes, 10 de mayo de 2011


*le saca telarañas al diario con un plumero arco iris*
¡Uffff…! Hacía tiempo que no usaba esto como el diario que fue al principio porque no me apetecía contar mi vida en internet, ya que exponer taaantos puntos de vista tan poco alentadores me parecía una pérdida de tiempo.
Pero bueno, tenía ganas de escribir nimiedades (:

Siendo sinceras mi vida podría estar peor. Siendo victimista, ahora estoy bastante mal… Igual, todo me da exactamente igual.
Pero en fin.

Últimamente he andado mucho con la gran mayoría de mis compañeros ya que mis 4 años de amistad con Yeilin se fueron a la shit por culpa de su madre. Todas ellas tienen una ideología de vida y gustos más o menos iguales, pero no es tan estresante como puede pensarse. Hoy charlé con una de ellas y me contó sus problemas, fue conmovedor. xd es una de las que mejor me cae.

Nos pusimos a cantar algo que decía más o menos así: “Y ME PLANCHÉ EL CABELLO, NO ME PUSE SILICÓN, AHORA LO TENGO EXPLOTADO COMO UN COLCHÓN…♪“
Cántenlo con el ritmo de “Y me solté el cabello…” xD
Y bueno, por allí andaba Dulce-tetas-de-trapo y se picó porque realmente tenía la melena horrorosa. Buscó a su cardumen de tontas y se armó un bueeeen lío en el cual hice como Pilato, porque la verdad nada tenía que ver con el asunto.

Fuera de eso, nada interesante.
Ya me cansé de hablar de mi rutina chao.

lunes, 9 de mayo de 2011



:]
Simplemente alimento mi egocentrismo de manera gráfica porque no tengo oficio :D


No se sentía en lo absoluto cómoda con ese ambiente tan lleno de gente estirada.
El local, si bien era simplemente una pequeña fuente de sodas especializada en granizados, era muy frecuentado. Primero, por el prestigio del lugar... y segundo, por uno de los camareros. Un montón de chicas en particular le dirgían miradas deseosas a cierto chico de cabellos rubios, que aún con ese uniforme se veía... bueno, como siempre. Fingía estudiar, escuchando música, sentada en la mesa más aislada. Aunque no fuese una persona celosa, le cabreaban las niñas huecas y tan putas.

Jarno se paró frente a ella, entregándole el granizado de arándano que había pedido hacía quince minutos.
—Te ves linda cuando "estudias", pareces inteligente —dijo con sorna. A su alrededor, las muchachas parecían muy extrañadas debido a su interés por aquella joven escuálida de cabello raro, más cuando, descaradamente, se sentó frente a ella con una sonrisa presumida. La miró con fijeza hasta hacerla desconcentrarse del libro que tenía entre las manos y levantar la cabeza con expresión distraída. Se oyeron varias maldiciones por lo bajo cuando aprovechó eso para robarle un beso lento, dulce, insinuante...apasionado.
Alguien lo llamaba desde la barra, pero al parecer, estaba momentáneamente sordo, entretenido en sus labios favoritos.
—Tienes que ir a trabajar... —musitó Mynshaik cuando al fin se separó. Este sólo lo hizo porque necesitaba oxígeno, de lo contrario hubiese pasado así toda la santa tarde.
—Y tú deberías estar en casa estudiando de verdad, no aquí vigilándome —murmuró, tomándole brevemente de las manos. Ella iba a reprocharle pero le puso un dedo en los labios —. Mynshaik —la aludida alzó las cejas, sorprendida. No solía llamarla por su nombre completo —, sé que soy un maldito mujeriego que no llega a casa diciéndote "cómo estás" sino quitándote la ropa. Tengo una cría contigo, eres la mejor de las drogas... no cambiaría tu trasero por nada del mundo. Mucho menos por una perra cabeza hueca.
Le dio otro beso, más corto esta vez, para volver a la faena diaria. La joven se quedó allí, medio paralizado, hasta que terminó el granizado.
Camino a su casa, en el Mercedes que Jarno le había regalado al graduarse de secundaria...(No, no era legal. De hecho, el cadáver de su antiguo dueño había durado un buen tiempo en la maleta. Había sido su último delito "grave..."), pensaba. No tenía problemas de autoestima, al menos no graves, pero, últimamente habían pasado por su cabeza tantas leseras que no pudo evitar ir a observar un poco. Pero él le había hecho taaanto caso a su pequeño grupo de admiradoras como ella a un híbrido de nerd y cani.

Eso era tranquilizador.
Encendió cada una de las luces del apartamento al entrar; ya era noche cerrada. Seguramente Jarno llegaría en media hora o algo así. Las tres únicas clases que veía ese día habían estado fáciles, pero tenía un montón de deberes. Jarno había dicho que llevaba pizza. Se dio una ducha larga con agua caliente, poniéndose encima únicamente la camiseta larga que usaba para dormir. No tenía nada de sueño, puesto que tomaba siestas en la mañana... oh, claro, y el café.

-Con razón la mayoría de los forenses se arrebatan wn -murmuró, aunque las fotografías no la afectaban...mucho. Algunas eran de famosos e interesantes asesinatos, de los cuales investigaba en la pórtatil comiendo patatas fritas —, esto debe traumar a la mayoría.
Oyó la cerradura girar, pero no sé levantó del sofá dond estaba tirada. La voz del muchacho rubio hacía eco en las paredes de la casa, tal como la botella de gasosa. Olfateó; la pizza le hizo agua a la boca.
-We live where there's no tomorrow...-canturreó Jarno, entrando a la sala con la caja de la comida y dos coca-colas.
-Hola...
-Ya llegó por quien llorabas, chiquita.

Lo dijo en un tono tan rídiculo que ambos se carcajearon varios segundos antes de antes de comer. Como siempre, estaba situada entre sus piernas, ambos acostados en el mueble, mientras le mostraba las imágenes. El parecía tan (o más) indiferente que ella ante los atroces cádaveres.

—¿Sabes? hoy, hace varios años, nos conocimos. Supongo que para la gente normal, estamos de "aniversario" —le recordó la peli naranja, riendo suavemente. El parecía un poco pensativo.
—¿Cómo te gustaría celebrarlo...?
—Oh, no, lo único que yo necesito está bajo mi cabeza.

Con evidente placer, palmeó las piernas de Jarno.

—Las parejas viejas y aburridas de vivir tienen mucho sexo en su aniversario...—bromeó el joven, subiendo a Mynshaik sobre su regazo con un movimiento rápido.
—Eso no es nada nuevo, tu te acuestas conmigo cada vez que te da la regalada gana.
—No siempre —como de costummbre, estaba empeñado en tener la razón —, ¿sabes las ganas que tenia hoy de llevarte tras la tienda y...?
—Vale, como sea. No necesito un regalo, Jarno; Mi familia, Leed y tú son lo único que me hace falta para ser feliz.
—Quiero dártelo... ¡ya sé! ponte algo menos de casa, yo me voy duchar.

Estaba más que extrañada cuando Jarno la dejó tirada en la cama. Sin embargo, obedeció. La falda resaltaba sus esbeltas extremidades, ocultas por las medias de malla.
—El que tengas unas piernas tan provocativas quizá influya en el que te las abra cada dos por tres...
—Weon, necesitas un vibrador.
—¿Para qué? —el ya estaba ataviado con su típica pinta de "niño rebelde", y la tomó de la cintura —, si te tengo a tí como mujer...
Como para enfatizarlo, le dio una nalgada que le hizo reír.

No tenía la más perra idea de a donde la estaba llevando Jarno, pero de todas manera disfrutaba del trayecto.
Era raro que no viajaran en moto, pero la noche apaciblemente fría era propicia para caminar abrazados.La fina neblina parecía una telaraña envolviéndolo todo a su alrededor, como un humo sin olor alguno.A los lados, varias discotecas dejaban salir de ellas un hedor a música basura y borrachera muy desagradable. Ambos hicieron un gesto de asco; Su idea de un locar nocturno era otra bastante diferente.

Jarno saludó a varios tipos por el camino. Muchos eran más o menos de su misma edad, muchachos que se le quedaban mirando sin recato alguno, hasta que el rubio carraspeaba de manera apenas perceptible, presentándola como "su chica". Entonces cambiaban de inmediato su expresión a una un tanto más... discreta.
-Es aquí -anunció, sonriente. Estaban frente a un bar, no el más llamativo de la calle, pero si le atrajo el etrero con una "redonda" que ponía "The note".
Adentro estaba lleno, pero no de la manera que haría sentirse agobiada a Mynshaik. Al parecer había una banda tocando en una tarima al fondo, pero estaba más concentrada en el exéntrico chico al que saludaba. Era más alto que ella (aunque eso no era nada nuevo), de cabellos rojos peinados en un conocido corte punk, y ojos grandes, muy... perturbadores.

-Jarno me ha hablado mucho de tí -comentó, sirviéndoles a ambos sendas copas de vodka -, y de su hija.
Eso la sorprendió. Los hombres siguieron charlando mientras ella observaba el bar con atención. Algo en una mesa cercana llamó su atención; ¡bombones de licor! sin importar quien fuese su dueño, ya estaba sin ellos. Sid se rió al verla consumir los dulces con desmedido deleite. Jarno soltó una carcajada histérica, y ella recordó su poca tolerancia a los etílicos...oh, oh.
-Si así es comiendo así es en la ca...-comenzó Sidonya, sonriente, pero ella lo ignoró.
-¿No tendrás un baño o algo así? -preocupada, lo tomó de la mano -, necesita lavarse la cara.
-Dudo que quieras usar el público. Al fondo a la izquierda está mi oficina, hay un baño allí.

Mynshaik torció el gesto, susurró un apresurado "gracias" y se llevó a su alcoholizado a su rubio al cuarto. Estaba reacio a hacerle caso hasta que cerró la puerta. Entonces, se dio cuenta de que no estaba tan ebrio... de que solo quería estar solo con ella. Enarcó una ceja.

-No sabía que fueses buen actor.

Él le dedicó una breve sonrisa antes de recargarla contra la pared y besarla con pasión. Sus lenguas debatían para ver cual era más apasionada, pero ella perdía ventaja debido a la mano que sin compasión apretaba su seno derecho hasta hacerla gemir, para luego sustituirla por la boca; succionaba como si fuera un niño hambriento, mordiendo fuertemente en cada momento.
-Dí mi nombre.
-Siempre jodes con la misma wéa... JARNO.

No pudo evitarlo; sin mucha delicadeza, alguien había deslizado su ropa interior hasta el suelo, introduciendo bruscamente los dedos en la húmeda intimidad. La sensación no era nueva pero le hizo tensar los músculos para disfrutar mejor ese delicioso contacto.
-Y siempre gano, querida.

Se llevó los dedos mojados a la boca con para lamerlos gesto lujurioso, besándola de nuevo. A través de la tela del jean de su dueño podía sentir como despertaba algo allí... le emocionaba. Cerca había un escritorio con un cuaderno sobre el que se tiraron sin pensarlo demasiado.
-Podrían vernos...-se quejó la joven sin demasiada resolución mientras la blusa terminaba bajo el mueble. La expresión del chico era de intensa y desesperada ansiedad mientras terminaba de quitarse la chaqueta y la polera, dejando a la vista un delgado pero bien formado torso, que reflejaba la luz amarilla de la bombilla.
-El riesgo me excita.

No le hizo ningún caso a las entrecortadas advertencias mientras le subía la falda de cuadros hasta la cintura.
-Shh... si sigues hablando -volvió a sonreír, casi macabramente, mientras le ponía los dedos, aún humedecidos, en los labios -, si nos van descubrir... y no creo que quieras dejar esto a medias...
El aliento etílico de ambos no era en absoluto desagradable. Jamás hubiera imaginado que los bombones de licor mezclados con vodka supieran tan bien...
-Si tu primo entra estaremos en problemas.
-Ni que él no lo hiciera.
Sin escucharla, terminó de quitarse los jeans, pegándose más a ella, haciendose una sola carne con infinito placer. Los ruidos de ambos hacían un ligero eco en la habitación; el movimiento constante del escritorio, las respiraciones, las constantes groserías del chico. Era como la primera vez... no había protección alguna, nisiquiera un condón barato de local chino. Probablemente, Leed tuviese un hermanito nuevo en 9 meses.
Y lo peor del caso era que le daba exactamente igual, aferrada como estaba a aquella espalda suave, fuerte, deliciosa...Jarno soltó un ligero grito de protesta cuando la herida hizo sangre; Mynshaik no pudo evitar clavarle

-Sabes que te gusta...
-Maldita perra que se cree vampiro... ven, vamos a bailar.

Al acabar dentro de ella, tenía la cara desencajada por el placer. Ambos se limpiaron el sudor (y otras sustancias) con disimulo antes de salir de la habitación al bullicio del local, tomados de la mano y con una sonrisa cómplice.
Borrador, creo. Le falta por corregir pero espero a Vicky le guste algo corto pa' leer c:

domingo, 8 de mayo de 2011



El día, definitivamente, debería tener más de 24 horas.
Oh, el tiempo corre cada vez más rápido.


Tic.Tac.Tic.Tac.



El reloj es nuestro enemigo.



We live where there's no tomorrow.
No past no rules to follow
Consumed by the innocence we take
We live out all of our days
In the absence of light
Just for one kiss as the lovers unite
and I
I feel my temperature rise
We got a get up
Get up
Get out
C'mon baby

We own the night you and I
We're gonna live forever
It's in the starts we'll never die
If we stay together
I feel the blood in my heart start pumping
Two souls in the throws of nothing
We own the night you and I
If we stay to
Stay together now

Give into a heart's desire
Moon drunk couldn't get much higher
No shame for the animals we are
Pale white with the kill cursed hunger
Twilight is the spell we're under
Tonight
We never felt so alive
We got a get up
Get up
Get out
C'mon baby

We own the night you and I
We're gonna live forever
It's in the starts we'll never die
If we stay together
I feel the blood in my heart start pumping
Two souls in the throws of nothing
We own the night you and I
If we stay to
Stay together now....


We own the night - 69 eyes ♥

A veces, sencillamente dan ganas de gritarle al mundo que tú no eres rara.
Sino que ellos, son comunes.
De coger un bate y salir a tomar venganza de... bueno, de cualquier cosa que se te ocurra.
De bailar la macarena en el escritorio de la directora.
De partirle su horrenda cara a la madre de tu mejor amiga.
De gritarle al niño gay que te gusta qué estás enamorada de él.
De cantar "Na na na" en vez de "La quemona" en tu salón de clases sin que nadie te meta un papel en la boca, por así decirlo.
De ver gore en tu celular sin que nadie a tu alrededor vomite.
De llorar, de reír, de saltar de un quinto piso a ver si te fracturás un hueso.

Desgraciadamente, expresarse parece ser un delito en la sociedad moderna.


lunes, 2 de mayo de 2011

-Debiste estar alucinando, en esta zona de la ciudad no hay tíos tan guapos…
-Qué no era alucinación, joder… eh, oigo la voz de tu novio reclámando, más tarde te doy detalles, chau.

Colgó sin despedirse, otra vez, volviendo a pasarse las sábanas verdes sobre la cabeza. Dios, temblequeaba de arriba abajo, y lo peor de todo es que en parte no se debía al frío. El encuentro con el joven irritable había turbado más que su salud (aunque el resfriado no se acrecentaría sino hasta dentro de unos dos días). No tenía la más perra idea que hacía allí, echa una bola dentro de su pijama favorito, pensando en que tal besaba el moreno ese.
Oh, por, dios. Que soberana estupidez; Debió mandar a la mierda la salud y bañarse con agua fría, helada, o mejor aún, desnudarse en la calle para darse allí mismo una ducha. Pero no podía quitarselo de la mente, así como tampoco podía apartar el brillo de sus ojos, el tono de su tez, el olor de su piel, percibible aún a través de la lluvia.

Aferró el conejo de peluche con expresión de puchero e infantil desagrado. No creía en el amor a primera vista…
…Pero, obviamente, la obsesión al primer vistazo existía. Estaba siendo víctima de ella.

Aún llovía; según la tele, el clima o cambiaría hasta dentro de una hora, o más.Los planes de irse a pasear se fueron al bote, pero tampoco podía quedarse de parásito todo el día. Armada con un suéter grueso, jeans y pantuflas, encendió el horno, poniéndose a cocinar.
El olor a pastelitos prontó inundó la estancia, haciendola relamerse de puro gusto; Seguro el azúcar la haría olvidar a su pequeño gran incidente.

A pesar de no haber crecido en la pobreza, desde pequeña, sus padres la habían enseñado a ser autosuficiente, creándole una ideología de vida de “el dinero es importante, pero no lo es todo en la vida”. Ya a los nueve años cocinaba, lavaba los platos con su mamá, ayudaba a su padre en el taller e intentaba barrer la casa, aunque nunca fue buena porque le daban ataques de alergia las nubes de polvo.
Una de las razones por las cuales con apenas 17 años ya tenía vivienda propia.

Ay, mierda. No tenía glaseado. ¿Qué eran muffins sin glaseado? Se chocó la frente con la palma, como tenía de mala costumbre, mirando por la ventana. Ahora, el tiempo estaba bastante mejor; incluso, tentador para salir. Se cambió las pantuflas por unos zapatos, atándose un cinto en el cabello, sin maquillaje. Total, no iba demasiado lejos.
Por alguna razón (quizás una loca empapada montada en él), un elevador no funcionaba y no quería espera el otro, así que bajó corriendo las escaleras sin pensarlo mucho. Sus zapatillas hacían eco en las paredes de cerámica.

Los charcos reflejaban la luz brillante del sol, cuya tibieza rozaba sus mejillas con agradable reconforte. La tienda le quedaba cerca; además del glaseado, adquirió almendras, galletas, chicles y uno que otro chocolate, además de una caja de bombones que compartiría únicamente por su estomágo. Ya en el camino iba comiendoselos.
Otra vez a subir escaleras. Esta vez fue más lento debido a los paquetes, deteniendose de vez en cuando para jadear histriónicamente. Los vecinos discutían, veían televisión e incluso oyó un grito ahogado que no quería saber de donde provenía. En el piso cuatro, sin embargo, una voz captó su atención, haciendole asomar la cabeza por el pasillo.

Se quedó de piedra. Charlando con el señor Hoffman, estaba el mismo muchacho que se negaba a salir de su cabeza y que, al cabo de unos segundos de no apartar la mirada, volteó a verla…con su boca llena de chocolate en las comisuras, el cabello alborotado, y las manos cargadas de paquetes, como una universitaria desesperada.

-Trágame, tierra.



:3

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥

El tono de su celular, informándole que la estaban llamando, la despertó de su sueño profundo luego de varios intentos. Las gruesas persianas no dejaban filtrar la luz solar, pero el despertador digital en la mesita de noche (desactivado los fines de semana), marcaba con fluorescente verde las 9:13 am.
Bostezó antes de hacer click en el botoncito contestar.

——¿Hola…?
——¿¡CÓMO PUEDES HABERTE DESPERTADO A ESTA HORA?! ——era imposible no reconocer la vocecita chillona. Soltó un suspiro, poniéndose la mano en los ojos ——. ¡Es un día muy importante!
——Apenas sé que hora es y me sales con eso…
——Es catorce de febrero, Marianna.

Trató de recordar que significaba eso mientras se rascaba la cabeza, enmarcada por esa alborotada cabellera entre castaño dorado y café. A ver, no recordaba que fuera cumpleaños de nadie, ni velorios… oh. Día del consumismo masivo internacional. Se dio un fuerte golpe en la frente; el chasquido hizo eco en la habitación.

——Vaya…
——¿Qué tienes planeado para hoy?
——Pensaba dormir hasta medio día, e ir al cine, pero ha de estar lleno de estúpidos haciendose arrumacos… Así que ahora dormiré hasta la una e iré a pasear a la playa ——se encogió de hombros, como hubiese hecho de estar su interlocutora presente.
——¡Vamos! ¿acaso no tienes…? ——la voz de su amiga sonaba incrédula, casi burlesca, al realizar la típica pregunta de todos los años.
——Te voy a decir lo mismo de siempre; No tengo novio. Tú dirás que como una muchachacha tan hermosa, inteligente y talentosa sigue soltera, yo te diré que mejor sola que mal acompañada y te invitaré a desayunar al mall para quitarme ese tema de encima.
——Entonces, ¿A las nueve y cuarenta en el café de siempre? ——Se rió la joven a través del teléfono. Si qué la conocía.
——Allí estaré.

Colgó sin esperar una despedida, dejando el móvil tirado en la cama al levantarse. Abrió de par en par las cortinas, parpadeando repetidas veces ante la cegadora luz. Argh. Como le desagradaba el día de San Valentín; no tenía nada en contra del romance, pero la cursilería le daba un asco intenso. Luego de arreglar la cama fue a darse una ducha con agua fría para terminar de despertarse, lavándose el cabello. A veces, Rita la hacía pensar en cosas estúpidas…No podía negarlo, era egocéntrica. Pero no podía ser tan desagradable estar enamorada, aunque sin experiencia era estúpido opinar. Sacudió la melena mojada para alejar esos pensamientos de su mente antes de que echaran raíz cual mala hierba.

Antes de irse a vestir, admiró por unos momentos la vista panorámica de su departamento; había vivido con sus padres durante mucho, pues quería mudarse a un lugar como ese, no salir de su cálido hogar a un hoyo cualquiera. Las paredes de la sala de estar tenían amplios ventanales transparentes que las cubrían casi en su totalidad, dando a la estancia un toque vivo, alegre.

Le fascinaba ese lugar, a pesar de estar entre el ajetreo de la gran ciudad.

Se puso lo más cómodo que encontró sin pensarlo mucho, dejándose suelta la cabellera, con apenas crema de peinar (total, secarse naturalmente le daba un aspecto de “rebeldía controlada” que adoraba). Se colocó sus audífonos, se roció un poco de perfume, cepilló sus dientes y salió del apartamento con gesto optimista.
Afuera, el clima era su favorito; delicioso frío. Aunque estaba algo arrepentida de no llevar más que una playera y su típica bufanda, las estupideces a su alrededor bastaban para distraerla. Peluches, regalos, globos estáticos, chocolates… ow, con lo mucho que le gustaban. Varios hombres se le quedaron mirando en el camino, pero no se percató.

Rita la estaba esperando en la mesa de siempre, con dos capuccinos, una gaseosa de uva y dos ensalada de frutas frescas. Le dirigió la más feliz de sus sonrisas antes de saludarla.
——Salvaste mi vida; si comía cereal una vez más, vomitaría ——bromeó, sentándose.
——El trabajo te consume ——la regañó, mirándola comer con delicado desespero ——, deberías descansar.
——Igual lo adoro ——ella le guiñó un ojo ——, ¿sabes que hermoso es trabajar en una librería que te da turno en la tarde…? Estudias en la mañana, haces los deberes en el trabajo…
——Y duermes ocho horas y media ——culminó su amiga, meneando la cabeza ——. No entiendo como lo logras. Yo apenas si puedo estudiar tranquila.
——La necesidad…
Bebió un sorbo del refresco con lentitud, degustándolo.

——¿Con quién pasarás el día de San Valentín?
——OH, con Julio, por supuesto ——Rita puso ojos soñadores y allí pasó de ser una conversación a un monólogo, lo cual, tomando en cuenta el “gran interés” que tenía Marianna en este tema, era una suerte. Ella adoraba a su mejor amiga, pero cuando decía tantas estupideces lo mejor era ignorarla. Ambas disfrutaban de la mutua compañía; La pelinegra, hablando de sí misma, la otra, esuchándola a medias.
Tenía los audífonos en la mano, y en esta apoyaba la sien; truco viejo.
Dijo algunos monosílabos, contó algo sobre su semana y se fue cuando comenzó el mal tiempo, deseándole suerte en su cita.

Apenas se retiró, comenzaron a caer intensas gotas de lluvia sobre ella. Soltó una maldición en voz alta, guardando el Ipod en la bolsita de plástico cerrable que siempre llevaba encima. ¿Qué podía hacer?
Observó a varias chicas correr como desesperadas, con miedo a que se cayera su planchado (al menos, eso chillaban). Hizo un gesto de desagrado, caminando por un sendero que cruzaba el parque.Este llegaba hasta su edificio. Iba a paso normal, temblando de frío, pero disfrutando de cierta manera como caía agua fresca en su cabeza caliente de reflexiones molestas; adoraba ese clima.
Estaba entre el regocijo y el desagrado cuando dio de lleno en contra alguien, dándose un buen golpe no sabía donde. Trató de no caerse, antes de levantar la mirada,molesta.

La capucha no la dejaba divisar cómo era aquel descuidado, sin embargo frunció el ceño.
-¿Porqué no te fijas por dónde vas? –reclamó, disgustada. Entonces, él la miró directo a los ojos. Wow. Algo dio a retorcer su estómago, sintió acelerar su corazón. Pero su orgullo no bajó un ápice.
Por más guapo que fuese, no tenía derecho a atropellarla.
-Si tú tenías la vista al frente, ¿entonces porqué no te desviaste para no chocar conmigo? –le respondió con un tono lleno de irritación.
-No tengo porqué desviarme sólo porque un idiota no puede ver por dónde va o es demasiado imbécil como para apartarse…

¿Por qué la estaba mirando tanto? ¿estaba tonto o qué? Sintió una ojeada bajar desde la blusa hasta la punta de sus botas, volviendo a sus labios con celeridad. No entendía que le pasaba al muchacho, pero a decir verdad, tampoco era de su incumbencia. Aunque estaba lo suficientemente bueno como para que le pertubase un poco, no tanto como para que tomase un resfriado al empaparse más.
-A un lado,quita esa cara de estúpido y déjame pasar.

Al no haber reacción de su parte, lo rodeó con rapidez, avanzando por la calle. Estaba bastante cerca de su hogar y al doblar en una esquina dejó de sentir los ojos fijos tras de sí.
En el ascensor, cuyo piso chorreaba agua gracias a ella, no podía dejar de pensar en el extraño encuentro. Sino hubiese tenido ese tono tan idiota… aquellos labios provocaban ganas de algo más que un beso en la mejilla, y sus ojos… ewk. ¿Qué demonios estaba pensando, joder?
Se daría un baño apenas entrar. Un baño muy,muy largo.




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Eso era mi idea... Y por tanto tú diriges el fic c:
Espero te guste, nya x3 ~
Si buscas más en mi polyvore, encontrarás un vestido morado con pumps plateados, lo que usará Marianna en el baile ;D

+Montse: http://cuentosdemontse.blogspot.com/.