sábado, 23 de julio de 2011

We live where there's no tomorrow.

No sé como empezar siquiera, porque en realidad aún tengo la creencia de que las vocaciones son vocaciones...
Pero en fin :B

Soy una persona extremadamente extremista (lol), así que hay períodos en los que puedo escribir, sin exagerar, veinticinco páginas diarias. Otros, en que apenas veo el teclado y word abierto me mareo; en estos casos, lo único que puedo hacer es divertirme viendo televisión, dibujando, fotografías, bla, bla, bla.
OH, NO, no te lo tomes así. Para mi escribir no es sólo "diversión"; es aquello que amo, que en parte me representa, mi vocación y algo que me da reconforte como jamás me lo dará nada. Las palabras tienen poder, más aún si las plasmas en el papel.
Y mi poder está allí, en esos simples textos. Eso es aquello que me hace sentir genial.
Entre otros tantos frutos de mi egocentrismo, claro está.

Volviendo al temita.

¿De dónde viene mi inspiración?
Uff. Ese es un temita largo que dudo terminaría en un sólo día, pero tratare de expresarme.

Las ideas me llegan en momentos raros, a veces, poco oportunos. Ya sabes, mientras lavo los platos, baño a mi perro, me baño yo, hago tarea. Esos momentos donde justamente no puedo hacer una wéa porque la pc está ocupada o algo por el estilo.
La inspiración es algo tan jodidamente retorcido.
Juega con nosotros, aparece en los momentos más extraños de nuestro día a día, nos manipula como simples títeres... Exagerando, pero es así.

Randomness, diría yo. Mis ideas vienen porque les dá la puta gana de venir.Así de sencillo.

En otros casos, es la música mi musa principal. Quiero decir, escuchar bandas como My Chemical Romance, Versailles, Beethoven, cosas por el estilo...Me apasiona.
Creo que, cuando camino, es uno de los momentos más embriagadoramente inspiradores de mi puta vida. En serio. Me vienen mil y un ideas a la mente, mil escritos, mil reflexiones.
...Y a la hora de plasmarlos, todo se va.

Problem, Imaginación de Gumm?

Bah, como dije antes, no puedo explicar bien esto porque mi imaginación es algo complicada asasd.
Ciao.

jueves, 16 de junio de 2011



Ahora, me gustaría que me dijeran, que tan mal está desear algo más allá de esto.
¿Acaso todas tenemos que ser rosadas, estúpidas, comunes, cabezas huecas y además de eso, tratar a los que no son así como fenómenos?



El libre albendrío no es más que una paradoja, al menos acá, porque, ¿Es realmente una decisión propia querer formar parte de esto? ¿Ser igual a todos para que te acepten aún cuando tienes que sacrificar tú identidad por ello... vale la pena?
Me cuesta entender las cosas, me siento lerda, soy una estúpida.
Pero, mi respuesta a esto, es obvia.


No.

PD: Aunque no tengo nada contra estas chicas, cumplen con la descripción en su mayoría. Gracias por entender.

martes, 14 de junio de 2011

ilusiones en el asfalto.




Sentí una molestia en el pulgar. Al bajar la mirada gracias a un grito agudo por parte de mis primos, noté la herida; la mitad de la piel de mi dedo había cedido, sin que me diera cuenta. No dolía.
La sangre decoraba el asfalto caliente que sin ninguna sensibilidad acariciaba mis pies, desnudos por decisión propia, mientras caminaba por la acera, hacia la casa. Ni por que me pagasen iba a entrar a una piscina llena de cloro con una herida recién hecha, y más que todo, llena de gente que me miraba extraño. Sujetaba la toalla de caricaturas precariamente en mi pecho. Cubría todo mi cuerpo apenas bronceado aquel día... ¿qué hora era, las cuatro de la tarde...?

Bah, daba igual.
Al cruzar la calle con toda la lentitud del mundo, al notar las múltiples miradas de los patinadores sobre toda yo, con mi cabello rebelde, mi bañador verde apenas notable, mi mirada esquiva, mi dedo sangrante. Al sentir el sol vespertino lamerme la piel desnuda de los brazos y el rostro, al ver a aquellos niños jugando con sus triciclos en la calle llena de casitas iguales, tuve la sensación de convertirme, por breves momentos, en una típica niña de los suburbios margariteños.

Y aunque no era desagradable, dudo que pudiese acostumbrarme. Seguí caminando para dejar atrás a la joven de paño de caricaturas que gritaba por quedarse en aquel lugar.

lunes, 6 de junio de 2011

A veces, me dan ganas de tirar la toalla, no abrir más los ojos, dejar de luchar.
Pero, no lo sé. Todo es tan complicado.


Tengo miedo de tantas cosas innecesarias, tengo ganas de llorar, de gritar, pero...
Al final, siempre termino en el mismo lugar una y otra y otra vez.

jueves, 2 de junio de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap ¿8? {Borrador}

De rápidos tragos terminó el líquido, que ardió ligera y deliciosamente al pasar a través de su garganta. Había durado muy poco.
-¿No se te apetece otra? –preguntó Lance, mirándola. Él también tenía vacía la suya.
-¡Desde luego! –su voz había sonado algunas octavas más agudas de lo normal debido a la ligera euforia causada por el alcohol. Marianna tenía una tolerancia bastante aceptable al alcohol, pero cuando la primera gota tocaba su lengua se ponía loca… Bueno, más de lo normal. Se quedó observando el lugar, entretenida, mientras su pareja iba a por una nueva ronda. Varios atuendos le gustaron; Había una rubia con un par de Manolo Blahnik’s envidiables. En cambio, otros… ¿quién demonios combinaba esos colores tan chillones en un solo vestido?
Levantó la mirada cuando pusieron frente a sí otro trago de vodka.

-Qué lo disfrutes –deseó el moreno, sonriéndole ¿coquetamente…? Vaya.
-Muchas gracias –ella le devolvió la misma sonrisa, degustando la bebida otra vez. La roja y jugosa fresa que la acompañaba hizo que se le antojara un caipiroska, pero ya tendría tiempo de ordenar uno después; la noche era joven. Al volver en sí otra vez, Lance estaba muy cerca. Demasiado cerca de hecho… Tenía uno de los deliciosos frutos rojos en la boca, curveada en un gesto que consideraba seductor. Ella le siguió el juego, tomando la fresa con los dientes. Esta se quebró en una mitad para cada uno. Al terminar de comerlas, acabaron en un beso con sabor a etílicos y fresa.
Empezando, parecía solo un simple roce de sus labios, pero estos se entreabrieron. Cuando sus lenguas se encontraron, Marianna aprisionó el cuello de Lance con fuerza, sintiendo las manos del joven en su cintura y muchas miradas en su espalda. Al separarse, se dio cuenta del público sorprendido (e incluso envidioso) que habían creado, fruto de su carencia disimulo, pero, ¿qué más daba? Allá, en una esquina, dos parecían estar metiéndose mano. Claro, en la esquina, no donde todos les podían echar un vistazo.

No sabía qué la euforizaba más: O los besos de Lance, el alcohol, o la perspectiva de toda la noche que les quedaba juntos. Se dejó guiar hasta el centro de la pista de baile, feliz, donde ya la gente estaba disfrutando de un baile lento, romántico. No tenía nada en contra del vals, de hecho, en otro contexto, otro momento, le hubiese gustado mucho, pero una sola palabra llegó a su cerebro ligeramente alcoholizado: Aburrido.

-¿A qué ritmo te gustaría moverte? –inquirió Lance.

Ella le guiñó el ojo con ademán cómplice, dirigiéndose a la "caja de música". Deslizó con discreción un billete hacia la cabina, le dedicó una sonrisa al hombre y se volvió hacia su pareja de baile, con una pose que le pareció extraña hasta que los primeros sonidos de la percusión hicieron eco en el lugar, sorprendiendo a las parejas que, previamente, habían estado tan pegadas bailando esas cursis melodías. Marianna dio dos giros antes de sujetarse a Lance, que supo adaptarse perfectamente al ritmo; Ambos estaban en el centro del lugar, girando eufóricamente ante el alegre son de la salsa casino que inundaba todo el lugar. Supuso que era extraña la escena. Dos (prácticamente) adolescentes, una vestida de morado con una prenda que no cubría mucho cuando Lance la sostenía en el aire, un chico de converses sin smoking y ambos bailando…salsa.
Aunque cierta parte de la mente de Marianna estaba decepcionada por no poder estar más cerca, le agradaba, de alguna manera, ser el centro de atención; al menos en ese ámbito. Cada giro, cada vez que levantaba la pierna, cada suspiro profundo de la multitud al pasar por debajo de Lance, era sencillamente emocionante. Al terminar la canción, ambos jadeaban, pero ella estaba más que satisfecha. Bailaron unas cuentas piezas más, hasta que su sed se desató de nuevo. Ocuparon una mesa cerca de la barra, discutiendo que iban a ordenar. Ella seguía con la idea fija del caipiroska, pero eso era una bebida preparada. No la vendían por botellas, y en la cara del muchacho se veía que tenía ganas de beber más que una copa. Cuando se pusieron de acuerdo, fue ella quien se puso de pie para ir a pedirlo. Ni un solo minuto dejó de sentir la mirada del chico en sus piernas, mientras iba hacia el cantinero.

-Una botella de su mejor vino de fresa, por favor –ordenó. El hombre, a su pesar, interpretó al parecer su cortesía como interés, y su actitud se mostró (lo que él pensaba) seductora. Tuvo que reprimir un gesto de asco cuando le dedicó una sonrisa.
-Cortesía de la casa.
Antes de que pudiera siquiera cogerla, sintió que la sujetaban de manera casi brusca, besándola en la mejilla… ¿qué hacía Lance levantado?
-Etto…-musitó, preocupada, pero sin embargo, reconfortada al estar entre sus brazos. Se le subieron los colores a la cara, preguntándose si se veía como una chica siendo “protegida” por su novio o como una mujer sometida por su marido. Bah, que preguntas tan importantes. Él, por su parte, sonreía de manera prepotente.
-¿Dices que [i]nos [/i]vas a invitar esa botella, no?
-S-sí, aquí tienes.
El hombre parecía aún asustado mientras Lance extendía la mano para tomar, o más bien, arrebatar la botella de su mano sin dejar de mirarlo de arriba a abajo, como advirtiéndole que no posara su mirada dónde no debía. Marianna, más que asustada, estaba divertida con su actitud; Jamás hubiese imaginado que alguien con su porte y personalidad fuese… inseguro. Mira que cambiarlo a él por ese señor, hubiese sido una idea solo capaz de concebirse en la más estúpida de las mentes.
Al llegar a su mesa, parecía querer disculparse, pero ella no le hizo caso.
-Que tierno de tu parte… pero los besos en la boca son mucho más ricos –Lance agachó un poco el rostro, riéndose por lo bajo, antes de tomar el rostro de la joven entre sus manos, dándole el gusto de un beso profundo, quizá desenfrenado, haciéndola estremecer. Terminó mordiéndole los labios, y Marianna disfrutó la extraña agudez de sus colmillos, antes de verlo sonreír de manera tierna.

-¿Así te parece bien?
-Así está perfecto. Por cierto, Lance, ya que hemos utilizado los labios de todo, exepto para hablar… -ambos rieron con suavidad -, dime, ¿Por qué un chico como tú tardó tanto en invitar a una muchacha a un…? bueno –miró el boleto -, se supone que esto es un baile, pero más bien lo considero una entrada gratuita a una discoteca carísima.
El tardó un buen rato en contestar, observando su copa.
-Temía que me rechazaras…
-¿Rechazar a un tipo como tú? –la muchacha enarcó una ceja, reprimiendo los impulsos de soltar una carcajada -, ¿Alto, guapo y además adorable? Has de estar drogado. Oh, no, el vodka ya se te subió a la cabeza.
-No, es en serio.
Marianna se levantó, rodeó la mesa… y con descaro se le sentó en las piernas. Ya tenía toda la pinta de estar borracha, pero, las apariencias engañan, ¿no? Lance tragó grueso, sujetándola por la cintura por el inconsciente miedo a que se cayera.
-A ver, Lance… Tengo dieciocho años, pero AMO las relaciones de una noche, ¿sabes? Generalmente me visto con la primera playera y jeans que encuentro para ir a una cita –él parecía confundido, pero más que todo, preocupado -, en cambio, hoy me puse un vestido. Estoy PEINADA –enfatizó la palabra con una extraña risita-, sonará muy estúpido proviniendo de mí, pero tienes algo que me hace desear que en esto que tenemos, haya mucho más de una noche.

Mariana fue interrumpida cuando iba a comenzar otra frase. Escuchó, de pronto, gritos agudos y una algarabía inundó el lugar. Muchas chicas miraban al presentador en la tarima al fondo, que no había visto antes. Si tanto alboroto se debía a su físico, otra vez afirmaría no entender a su género: Era rubio y blanco, pero hasta ahí. Su ego parecía crear una desagradable barrera, al menos, para ella. Siguió mirando a Lance hasta que una palabra captó su atención... "karaoke". Entonces, torció los labios y desvió la mirada hacia un punto inexistente. Lance pareció percatarse de lo que deseaba; lo observó terminarse su vino apresuradamente, antes de que se levantara de la mesa, llevándola a la tarima. La chica cantaba algo cuyo coro reconoció.

De pronto, el casi celestial inicio de “The only hope for me is You” inundó el lugar. Mariana cogió el micrófono; Parecía nerviosa, cosa que no encajaba dado los múltiples actos que rayaban el el exhibicionismo que había hecho durante la noche. Su voz se quebró un poco al iniciar, pero al avanzar cobró una fluidez bastante agradable.

Parecía nerviosa, cosa que no encajaba dado los múltiples actos que rayaban el el exibicionismo que había hecho durante la noche. Su voz se quebró un poco al iniciar, pero al avanzar cobró una fluidez bastante agradable.Comenzó a entonar las primeras notas mientras se escuchaba la guitarra eléctrica que acompañaba el celestial sonido de la canción.Comenzó con una voz suave:

Where
where will we stand
when all the lights go out
acrros the city's streets
where, were yoy when
all of the ambers fell
I still remember there


No podía evitar mirar a Lance, que la contemplaba sin perderla de vista mientras cantaba, Por momentos se ponía algo nerviosa, pero después de unos cuantos altos y bajos de su voz, logró adaptarse a la canción perfectamente, comenzando a entonar enérgicamente los coros:


If that's the best that I could be
Than I'd be another memory
Can I be the only hope for you?
Because you're the only hope for me
And if we can find where we belong,
We'll have to make it on our own.
Face all the burn and take it out
Because the only hope for me is you

A pesar de que la canción no había concluido, dirigió una última mirada eufórica al chico. Deseaba seguir con el micrófono en mano, pero su tiempo se había acabado y ya era turno de que alguien más fuera el centro de atención. Lo cedió a la siguiente persona en la fila para ir al lado de su pareja quien le acarició uno de los mechones del cabello, tomándola nuevamente de la mano.

-No sabía que cantaras tan bien, no dejas de sorprenderme.
-Genial, soy una caja de sorpresas morada –bromeó, guiñándole un ojo.

Al llegar a la mesa, pidieron otra ronda de vino (junto con el caipiroska de fresa de la chica), que desapareció inmediatamente, ambas copas volvieron a llenarse una y otra vez… Hasta que se dieron cuenta de que la botella ya estaba vacía. Lance pidió otras dos; de nuevo, las copas rebosaban del néctar color vino tinto. Marianna estaba mareada, las cosas un tanto borrosas para sus ojos , sin embargo, no en total estado de ebriedad…Pero quería irse con “Lanci”(había susurrado eso en un mal chiste contado mientras bebían) a un lugar más privado, así que no estaba de más exagerar un poquito.

-¿Deseas…irte…ya? –musitó él con su voz quebrada debido al alcohol. Sexy.
-No sin antes bailar una pieza más.
Esta vez, sonaba la misma música del principio, algo lo suficientemente lento para el estado en que ambos se encontraban. Casi tambaleantes, caminaron hasta la pista; Marianna envolvió con sus brazos el cuello de Lance por enésima vez para poder inhalar su aroma a alcohol y fresas; se sentía delicioso. .Lentamente comenzaron a moverse al compás de la música, aunque no estaban tan mal como para no saberlo hacer. Se acoplaban muy bien al ritmo, aunque sintió una mano deslizarse más allá de su espalda y el cuello ser víctima de múltiples besos, pequeñas mordidas…
Solo le quedaba suspirar, el vino estaba haciendo de las suyas.

Sintió que Lance dejó de besarla. Estaba a punto de protestar cuando sintió que prácticamente la arrastraban hacia el estacionamiento… Sintió frío al salir del local, y a alguien luchando por meterla en el coche. Actúo muy bien su papel de ebria pesada. Fue especialmente difícil reprimir un gesto muy directo de aprobación cuando unos dedos suaves se deslizaron por sus piernas. Para evitar ir más allá, fingió que se incorporaba para recostarse de la puerta, aún con los ojos cerrados, oyendo un golpe seco que ignoró. Escuchó el rugir del motor y el ligero sonido mecánico de la capota cubriendo el coche.
Lance la rodeó con los brazos camino a su departamento… Madrid estaba mucho más silencioso, calculaba que ya era como la una de la mañana, pero aún tenía otros planes antes de irse al mundo de los sueños. Cuando decía “más de una noche”, se refería a que esta sería la primera. No sabía si sería fácil convencerlo, pero o lo hacía, o lo hacía.
Iba pensando en ese asunto cuando alguien le susurró algo como “dame tus llaves”, a lo que entregó el bolso. Lance puso su mejor cara de póker al encontrar los condones y la navaja, aunque tampoco podía estar demasiado pendiente de aquello. Al cruzar la puerta de la habitación, se dejó caer en el sofá más amplio que consiguió.

La actitud de Marianna ya estaba mucho más acelerada. Con total descaro, se situó en su regazo, desabrochándole la camisa antes.
-¿Estás bien…? –inquirió el joven, extrañado.
-¡Mejor que nunca! ¿Sabes? Debí darme cuenta… -musitó a la vez que, como por descuido, se acercaba más a su rostro -, de lo bueno que estabas la primera vez que te vi.

Sin más preámbulos, atrapó sus labios en un delicioso beso con sabor a alcohol.
Lance aprovechó la situación, ¿qué otra cosa podía hacer? Deslizó las manos hasta su pierna derecha, acariciándola con delicadeza. Ella se estremeció, soltando un suspiro por lo bajo. A regañadientes tuvo que separarse para terminar de quitarle la camisa, que pronto estuvo en el suelo. Se quedó unos segundos observando su pecho bien formado con expresión… ¿golosa?
A horcajadas sobre su regazo, siguió besándolo, molesta por el obstáculo que creaba el vestido para las manos de Lance, que con movimientos delicados acariciaba el sedoso cabello, acercándola con sutileza hacia su cuerpo semidesnudo.

Sin mediar palabras, Marianna lo cogió de la mano, a sabiendas de que no se negaría, para llevarlo a la amplia y mullida cama, consigo de pie frente a su rostro.
La única luz de la estancia la proveía una pequeña lámpara, que bastaba para iluminar como las manos ávidas del moreno le sacaba el vestido por la cabeza, dejándola únicamente en la ropa interior. Él aún estaba en pantalones, aunque por poco tiempo; Luchó con el cierre y los botones, hasta que, exasperada, decidió romper ambos para poder bajárselos. Un bóxer negro bastante ajustado dejaba notar a sus ojos lo que pronto sentiría en otra parte de su anatomía.

No pudo evitar que una sonrisa golosa, macabra, nada santa, se extendiera a lo largo y ancho de su cara. Pronto se le desvaneció todo de la mente, cuando sus manos, inconscientemente, se posicionaron en el borde de sus bóxers. Antes de proseguir con aquello, beso los labios del chico con una gran lentitud en donde demostró más ternura que pasión, y sin embargo no puedo resistirse ni oponerse a morderle levemente el labio inferior.

Comenzó a deslizar la tela de las piernas de Lance hasta que pudo retirarlo por completo. Miró levemente hacia arriba, encontrándose de frente con el miembro completamente erecto del chico. No pudo evitar relamerse los labios mientras lo contemplaba. Como si se tratara de un delicado instrumento lo tomó entre sus manos. En un principio di un beso en la punta del mismo, y después dio una pequeña lamida, sin apresurarse demasiado.

Lo miró a los ojos durante un instante, y sin embargo, por mucho que su cara pareciera de niña buena, a ella lejos de molestarle lo que hacía, le fascinaba. Enseguida engullo el capullo del mismo, pero deseaba tanto ver todas las expresiones que efectuaba, que de nuevo su vista se poso en su rostro. Tan perfecto… para ella.
No obstante terminó centrándose en su trabajo, bajando la mirada de nuevo. Hacía bastante ya que había dejado de sentir las arcadas naturales al tener “eso” en la boca, fruto de la práctica. Al inicio con lentitud y aumentando la velocidad a segundos, lo devoraba como si de su helado favorito se tratara.

Pero aunque lo estaba disfrutando y los suspiros del muchacho eran música para sus oídos, ella también tenía necesidades. A pesar de la obvia negativa de Lance (que no necesitaba abrir la boca para transmitirla), se incorporó, terminando de quitarse el atrevido conjunto rojo que llevaba encima. Los ojos de su compañero se abrieron de sopetón. Por primera vez, desde que lo había visto bajo la lluvia en el sendero, Lance Kuran se sonrojó en su totalidad.

A pesar de la intensidad del momento, no pudo evitar soltar una senda carcajada. Se veía adorable. Antes de que él pudiera siquiera preguntarle el motivo, lo aplastó sobre el edredón verde, eufórica. En gran parte se debía a los altos niveles de alcohol en su sistema, pero la deliciosa cercanía de ese cuerpo para ella sola también influía. Le excitaba haber resquebrajado la faceta fría del joven para convertirla en una mucho más cálida. Él, por su parte, estaba un tanto extrañado por su raro comportamiento, pero disfrutaba cada segundo que pasaba. Llenó su cuello de suaves besos mezclados con mordiscos, que dejaban marcas rojas en la piel de la muchacha.

Marianna le miró con complicidad, a la vez que se volvían uno a través del cuerpo.

~

Al despertar, Lance estaba en una cama que no era la suya. El sol se reflejaba en la pared con un ángulo extraño, ¿era medio día? Le dolía ligeramente la cabeza, pero lo más preocupante era que no había nadie a su lado para explicarle donde carajos estaba. Se incorporó lentamente; oía ruidos afuera. Entonces vinieron a su mente imágenes nebulosas… Y la puerta se abrió.

Allí estaba Marianna, sonriente. Tenía el cabello húmedo, una mancha de agua en de agua en la larguísima camiseta negra (lo único que llevaba puesto al parecer), nada de maquillaje y una bandeja en la mano. ¿Coca cola y aspirinas?

-Ten, te harán bien.
Sin protestar y a pesar de que no eran necesarias, Lance se las tragó.
-Buen chico –la joven se metió entra las sábanas con él, sonriente -, ¿sabes quién soy?
-MMmm… la chica más hermosa que han visto estos ojos…
-Anoche estuvo estupendo –hizo un sonido muy parecido a un ronroneo, tirándose sobre su pecho -, pero, antes de repetirlo, quisiera saber una cosa.

Lance contuvo la respiración unos minutos.
-¿Quieres ser mi touch and go permanente?





cuando tenga tiempo, corregiré tooodos estos caps.

miércoles, 1 de junio de 2011

bah.




A ver... No había más que borradores y cartitas porque realmente dejó de agradarme el publicar cada detalle de mi vida. Al menos, algunos detalles, pues.
Soy una persona que odia pocas cosas, porque la mayoría de las cosas no me importan lo suficiente como para preocuparme por ellas, pero vamos a nombrar dos:Plagios, drama & hipocresía.
De cierto modo, todos los humanos somos hipócritas, porque sino fuese imposible sobrevivir. Quiero decir, no sería lógico ir por allí gritándole a fulanito que te cae mal, o cosas por el estilo. A mi parecer eso o son ganas de llamar la atención o un sentido común exepcionalmente pequeño.
Hablando de inmadurez, también estoy harta de que me llamen inmadura. Claro, soy una friki cuyos personajes le hablan y molestan durante clases, que escribe, ve animé, oye música que no es mierdatón, tiene un blog...¿¡qué coño tiene eso que ver con ser inmadura?!
Vale, a veces me comporto así, para qué negarlo, pero, por lo general, soy serena, no ando por allí tratando de resolverlo tooodo por la fuerza bruta, no le grito a mi profesor por ponerme un 0 que me merezco, no le grito a la profesora de castellano que la odio... en fin. Si hago la lista completa, no acabaría.
No sé como una adolescente embarazada que "Se alegra de tener una foto de perfil con la barriga en el facebook" se digna a llamarme inmadura.
Y no, yo no trato de llamar la atención de nadie. A mi no me gusta mucho eso (a veces), pero tampoco voy a cambiar mi manera de ser para no llamarla.

...ya paremosle con ese temita. Lo otro es el drama, y aquí estoy siendo un tanto tonta ya que yo hago drama por prácticamente todo, estoy al borde del histrionismo pero sin llegar a eso. Siempre me tomo las cosas a grande, para luego darme cuenta de que no era tan grave.

Estoy hasta la coronilla de que la gente, sin motivo alguno, diga padecer denfermedades cuyos síntomas siquiera ha oído hablar, eso es sinceramente patético. Por ejemplo, yo le decía bipolar, en guasa... Y salieron un montón de wanna bes a llamarse así, igual. Creo que es eso lo que me molest; Que digan ser algo que no son por tratar de imitar a otra persona.
Así que cambié a algo más lógico, más yo: Extremista.
Si, soy una persona de extremos, cosa de la que no estoy orgullosa, pero que tampoco me preocupa demasiado por el momento.
... Y tengo cierto deje paranoico/pirómano.
Dejemos también ese tema atrás, las personas que dicen eso son críos que no tienen ni la más puta idea de lo que están hablando. *cofcofciertaniñafeaporahíenelcarmenrosalescofcof*

Y dudo que tenga que volver a decir lo mucho que odio las copias, pero la verdad, eso es algo que no se puede solucionar. Esa gentecilla inútil sólo sirve para algo.


Para reírse de ellos.


...Y ya, eso, dejemos de hablar de eso.

En clase de castellano estamos leyendo "Don Quijote de la mancha". Me gusta mucho ese libro, pero mis compañeros como que son alérgicos a leer. Por suerte, mi grupo de lectura tiene a Yeilin.
& Sino aplazo ninguna materia me comprarán una laptop *_*

La vida es bella, aunque siempre nos trate de joder xD


Por cierto, hagan click aquí y vean mi buen gusto :3
Gracias.

martes, 31 de mayo de 2011

Quiero ser un delincuente
Song.


Esta noche la cuidad
va a tenerse que cuidar
porque en serio ya estoy harto de ser todo un mojigato
voy a atropellar ancianas
no respetaré sus canas
prenderé con gasolina el jardín de mi vecina

Voy a destrozar cristales de orfanatos y hospitales
robaré todos los perros que conducen a los ciegos
voya ponerle un calzon a la estatua de colon
rociaré gas hilarante en velorios importantes

Quiero ser un delinciuente
un completo malviviente
nunca mas me llamaran un muchacho muy formal
quiero ser un delincuente pervertido e indecente
dejare de ser hoy mismo un ejemplo del cinismo

Voy a darle un buen madrazo
al que cruze por mi paso
emborrachare con vino a la niña del vecino
Voy a navajear las llantas de patrullas y ambulancias
cortare cables de luz donde pasa el trolebus

Voy a cambiar las señales de los cruzes principales
Envenenare comida en banquetes de provida
pero desgraciadamente
nunca he sido muy valiente
y lo mas seguro es
que me quede viendo la tele otravez

Quiero ser un delinciuente
un completo malviviente
nunca mas me llamaran un muchacho muy formal
quiero ser un delincuente pervertido e indecente
dejare de ser hoy mismo un ejemplo del cinismo



Buenos días, mundo.

lunes, 30 de mayo de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap 6 {Borrador}

-¿¡CÓMO CONSEGUISTE ENTRADAS PARA ESE BAILE?
Era extraño. No entendía como Rita estaba taaan desesperada por aquello, pero seguro que vendrían más preguntas aparte de esas, así que esperó, alejándose el auricular del oído a una distancia prudencial. ¿Era necesario tanto grito?
-Espera –soltó un bufido, una especie de sonido incrédulo -, ¿TÚ tienes una cita…? ¿No es solo un touch and go?
-Oh, vamos, Reet…
-Marianna, no te ofendas, pero eres alérgica a las relaciones de más de una noche.
-Ese no es el caso. Este tipo está buenísimo –soltó un suspiro, revolviendo en su clóset para dar con algo digno para la ocasión, sexy, algo… Perfecto era la palabra para describir el vestido que acababa de encontrar. No sería la primera vez en su cuerpo, pero era uno de sus favoritos -, es guapo, tiene el cabello largo, como pasado de moda, pero se le ve lindo, un cuerpo en excelente forma y unos labios…
-La ensalada de fruta que te brindé tenía algún alucinógeno –se quejó Rita, haciendo ostentación de su histrionismo.
-¿Las alucinaciones besan tan bien, guapa?
Ambas se echaron a reír.
-Ann, Julio me llama, diviértete en tu baile, adiós.

Y le colgaron, por primera vez en todo el día. Seguía sonriente cuando se quitó los jeans y el suéter para entrar a la bañera; faltaban tres horas para el baile, pero le apetecía relajarse. A pesar de que se había bañado dos veces, no le parecía correcto salir sin darse al menos una ducha. Luego sufriría por las arrugas prematuras, y todas esas cosas que hablaban las viejas sin vida social en el canal de salud (qué, por cierto, daba pésimos consejos).
Duró un largo rato en la tina, entre burbujas que reventaba con infantil entusiasmo. Se arregló todas las uñas, dejándoselas perfectamente limpias. Al salir de la ducha, impecable de pies a cabeza, se puso la ropa con paciencia, detallándola para evitar imprevistos a la hora de “la acción”. El lazo estaba presentable, las costuras en buen estado, el color brillante gracias al cuidado al que sometía sus prendas para conservarlas.

Por costumbre morbosa, también la ropa interior era muy bonita; el típico cliché de encaje rojo.
El cabello… la mayoría de las chicas se lo planchaban, pero ella adoraba su melena al natural. Lo peinó de distintas maneras, preguntándose como luciría mejor. Suelto se alborotaría más de la cuenta y aunque lo adoraba, no era acorde con la ocasión; Optó por un moño alto que dejaba caer algunas ondas en sus hombros desnudos. Un perfume suave, algo de crema humectante para las extremidades, maquillaje que resaltaba los ojos. ¡Listo!

-Ce’st manifique. Molo.
Se sentía una especie de diva, mirándose de distintos ángulos en el espejo de cuerpo completo, pero esa sensación le pareció ridícula a pesar de estar orgullosa del resultado. Taconeó con fuerza hasta el otro lado del departamento; faltaban os minutos. Vaya. Había tardado más de sus cálculos al arreglarse. Cogió su bolso de mano (donde llevaba una navaja, condones, dinero, entre otras cosas) recostándose del mesón con gesto alegre, hasta que sonó el timbre.

Le hizo esperar unos segundos (otra manía) antes de abrir.

Había superado todas sus expectativas; De no haber tenido planes futuros, se lo estaría comiendo en un sentido literal en ese mismo momento. Su atuendo no podía ser más acertado –aunque un smoking no le habría lucido nada mal-, combinada con su cabello inusual y su expresión… Bleh. Parpadeó para quitar las imágenes más morbosas de su mente, sonriendo de manera amplia, pícara, risueña, dándole una cálida bienvenida con solo sus ojos.

-Te ves muy linda –atinó a decir su compañero, mirándola de arriba abajo.
-Gracias, lo sé.

Dio una media vuelta para que pudiera admirarla mejor, y a Lance se le subieron los colores a la cara, para su entera satisfacción. Le extendió la mano como gesto caballeroso; ella, aprovechándose de la situación, la tomó, halándola para robarle un beso. Por suerte, llevaba el gloss en la cartera, ya que no podía evitar gastarlo en Lance. Hizo ademán de alzar la pierna, como en las películas. Él aún estaba medio sin habla cuando subieron al ascensor. No parecía demasiado acostumbrado a aquellas lides, pero ella estaba dispuesta a ser su maestra sin problema alguno.

-Y bien, ¿en qué calabaza iremos, señorito Lance?
-Emm…Espera a que lo veas. Creo que te gustará…

La planta baja estaba llena de gente: Sus vecinas esperaban a sus novios para la clásica salida nocturna en san Valentín. Adolescentes normales que se comían a su pareja de baile con la mirada, y algunas sobre ella, incluso. Tanto de rabia de parte del grupillo, como de parte de Lance, tratando de encontrar algún atisbo de ¿celos? En sus ojos. Podría buscar toda la noche y no encontraría nada, total, ¿Quién lo tenía de pareja? Ella. ¿A quién había besado? A Ella.
¿De qué les valía ver y no comer? Les dedicó la más prepotente de las risitas antes de salir del edificio… cuando posó su mirada en la preciosísima “nave” roja frente a sus ojos.

-¿Es este…? –Lance asistió, apresurándose, al parecer para abrirle la puerta, pero ella saltó dentro, como en las películas. El vestido no alcanzó a cubrirle mucho, y pudo ver algo más que las esbeltas piernas… el culot era negro. ¿En qué demonios estaba pensando?
-¡QUE PRECIOSIDAD!
Estaba causando el efecto opuesto; Ahora, parecía más impresionada con el coche, que ni suyo era, qué con él. Excelente.
-Oh, lo siento. Es que, adoro los autos… Aunque, no puedo besarlos, o al menos, no me responden.
Le abrió la puerta desde adentro. Lance se subió al auto con gesto tímido y ella, con toda la desvergüenza de su repertorio, se recostó de él, cómodamente, incluso cuando arrancó. De alguna manera, el silencio no era incómodo, además, iba admirando la hermosa ciudad. Madrid de noche era un espectáculo de luces y colores; se veían cosas que de día jamás hubiese imaginado. Aunque no era la primera vez que daba un paseo nocturno, jamás se había detenido a admirad tanto las calles, la gente… todo. Estuvo bastante distraída hasta que llegaron a una especie de local, aún más lujoso que su edificio. Eso ya era demasiado decir.
La gente que iba entrando bajo el enorme letrero de “Baile de San Valentín” lucía muy estirada, plástica, como decía su madre. Algunos incluso tenían vestidos tan… eso era de mal gusto por cualquier lado por el que se le viese. ¿Fucsia y amarillo? ¿Era broma?
Aferró la mano de Lance más fuerte, no tan segura como había estado hacía ya muchos minutos. Con sutileza debido a los nervios, su pareja le rodeó la cintura con el brazo antes de entrar.

El lugar por dentro era interesante, por decirlo así. No entendía como harían las muchachas con vestido “tipo-cenicienta” para bailar, pero por el momento, su atención estaba dividida entre Lance y la barra de la esquina, en donde una botella de vodka parecía brillar con luz propia, sin embargo, no sabía si a él…

-¿Te gustan los etílicos?
-Yo invito.
Extendió los brillantes labios en una sonrisa falta de recato. Caminó rápidamente hacia el lugar, aún sujetada de él.
-Dos vodkas con fresa, por favor –el cantinero se las sirvió y pasó con rápida eficacia, a pesar de que sus ojos se detuvieron en el rostro de Marianna unos segundos. Ella cogió las copas de coctel, aún sonriente, y le dio una a Lance.
-Por la obsesión a primera vista, los chicos italianos sexys y los deportivos rojos.
¿Había habido alguna vez un brindis tan raro…? Sin embargo, el también se dejó llevar. Una media sonrisa decoró su rostro antes de que diera el primer trago.

Querida Ró.



Primero que nada, escucha esa canción, te queda...
Segundo, no estoy inspirada, pero supongo que el amor que te tengo me hace esforzarme para esto u.ù

A ver, Ró.

La vida tiende a ser aburrida... Y los adolescentes, tendemos a aburrirnos más que la mierda. Yo lo sé; Varias veces me he cansado,me he preguntado si esto vale la pena, he odiado mi vida con todo mi ser, bla, bla, bla.
Lo bueno de las etapas emos, al menos, en mi caso, pasan, y vuelven, y vuelven...

Bah, todo en esta mierda resulta tan efímero que la verdad no quiero enredarme hablando de eso.
Vamos a lo realmente importante: Ró, tú si tienes propósito. Eres una persona creativa, divertida, especial, genial. No te sientas inútil en el mundo, nada es inútil en el mundo, nisiquiera las ranas y las ODIO CON TODA MI ALMA, SON TAN HORRENDAS CTM.

Siempre, hay 1 arquitecto y 1000 albañiles, un vocalista y decenas de coristas,un dibujante y miles de animadores, 1 mente macabra y mil kamikazes(da igual sino se escribe así)... bah, no sé si me explico.
Quiero decir, los diferentes hacemos la diferencia, el montón no. Qué no lo hayas encontrado, es otra cosa. No te preocupes, todo pasa. Y todo, aunque no lo creas, tiene solución (exepto la muerte y a veces es la gran solución, btw)


y si nada de esto ye importa, te quiero, ok, eres genial.





me volé.

Mynh & Jarno {Borrador}

Luego de desviarse una vez y perderse otra, llegaron a una pequeña cabaña de aspecto rústico que transmitía una extraña sensación hogareña. Era un lugar agradable, con todo de lo que se había jactado Mynh. Antes de entrar, dejaron la moto estacionada detrás, por si tenían que huir.

Como si ya estuviera acostumbrada a aquellas lides, Mynshaik se quitó las botas apenas entrar al dormitorio, con sueño. El hambre y el cansancio estaban a la par, pero no quería levantarse. Ni tuvo que hacerlo, puesto que a los momentos, Jarno había puesto dos sándwiches en la mesita para ella, mirándola con una mezcla de admiración e intenso deseo. Estaba solamente en bóxers y beani, a pesar de que hacía un poco de frío. Pronto estuvo bajo las sábanas, aferrado a su cintura.

―Gracias por salvarme la vida ―susurró en su oído, provocándole cosquillas y mal disimuladas risitas.
―Esto es más divertido si estás vivo.
―Lo sé.
―Pero no me voy a acostar contigo.
―¿Y yo soy el aguafiestas…?

Ella volvió a soltar una pequeña carcajada que se detuvo en seco al sentirlo resbalar su mano entre el cuello; uno de sus puntos débiles. Cerró los ojos con imperturbabilidad, esperando dormirse antes de que su novio tomara medidas más drásticas. Jarno suspiró, resignado, mientras le acariciaba el cabello. Había tantas cosas que arreglar con tan poco tiempo…


~

El astro rey estaba alto en el firmamento, pero su brillo no estaba en todo su esplendor, dado que lo opacaban. Aunque no caía ni una gota, el ambiente frío obligaba a la pareja a quedarse bajo las frazadas hasta tarde, más por pereza que por cualquier otra cosa, sin embargo, debían volver a la realidad… al menos parcialmente. Abrieron los ojos casi al mismo tiempo.

―Buenos días, idiota durmiente ―dijo Mynh por todo saludo, estirándose a lo largo y ancho de su pecho, donde estaba tirada. Él suspiró, ignorando el comentario para apretarla contra sí.
―Buenos días, fosforito.

Disfrutó un largo rato del contacto con la cálida piel, hasta que sintió la necesidad de la nicotina llamándolo desde la mesa de noche. Con un yesquero negro encendió los cigarrillos, fumando con una mano. La otra estaba ocupada frotándole los ojos. Tenía un gesto de cansancio en el pálido rostro que le daba aspecto de alguien mayor, pero era solamente porque recién había despertado.
Con pasos tambaleantes caminó hasta la ventana más próxima, abriéndola de par en par; El aire frío le erizó la piel. Inhaló y exhaló el aire fresco del exterior con gesto casi lujurioso, mezclando el humo con neblina.

El clima de afuera era propicio para lo que quería hacer adentro…
―No deberías fumar antes de comer, ¿no crees? ―indagó su ¿novia?, enarcando una ceja, aunque ella ya tenía un chicle en la boca. No quería cocinar.
―Si nos ponemos a pensar en lo que deberíamos y no hacer, creo que no terminaríamos…

Ambos soltaron una carcajada. Él se dio media vuelta, volviendo hacia Mynshaik para tirarla sobre el amplio lecho, aplastándola con su peso.
―Creo que estás engordando ―se quejó la chica en broma, justo antes de que los labios del rubio la callaran definitivamente.
Una mano traviesa se deslizó bajo larga camiseta que utilizaba para dormir, a sabiendas de que no llevaba nada más que eso, acariciándole los senos con apasionada fuerza. Los gemidos que salían de la boca de la muchacha únicamente lo incentivaban más; con los labios entreabiertos iba marcando un estrecho camino húmedo en su piel, saboreándola gustoso. Terminó de arrancarle la polera, tirándola bajo la cama sin compasión a la vez que bajaba la boca por el pecho amelocotonado.
―Di mi nombre.

Ella meneó la cabeza, negándose divertida, cuando la lengua de Jarno se entretuvo con uno de sus pechos. Los agudos colmillos del chico se clavaron en el, sin la fuerza suficiente para causar daño, pero si para hacerle dar un grito que se escuchó en toda la cabaña. Con aparente malcriadez, torturó los senos de la chica hasta oírla suspirar.
―Maldición, di mi nombre.

Lo único que llevaba puesto era el ceñido bóxer negro de siempre, que le estuvo haciendo compañía a la camiseta en pocos segundos. Ahora, Mynshaik estaba sobre él, y lo miraba con un gesto de complicidad mientras se volvían uno a través del cuerpo. Ambos jadeaban; Jarno tenía el cuello lleno de marcas rojas, por tantos mordiscos… ella, los brazos inmovilizados bajo el rubio, que a pesar de quedarse allí, no iba a dejar que le ganara. Por más extraño que sonase, el sexo les divertía a ambos; claro, que los el placer era primario, pero sentía que estaba haciendo una travesura que nadie descubriría…o eso creía. En medio de uno de sus chillidos la puerta se abrió de par en par.
Unos ojos carmesí los miraban fijamente con gesto asombrado, abiertos de par en par. No estaban bajo ninguna frazada, y supuso que se podía ver con todo el detalle posible cosas que no deberían ser de expectación pública. Ambos tardaron en reaccionar, más bien, el único que reaccionó fue Jarno, que, sin separarse de ella, cubrió su desnudez con una sábana.

Se sentía un silencio muy incómodo en el ambiente. Flor torció el gesto, pues no le agradaba demasiado la escenita que había interrumpido. Dejó en el tocador una bolsa con comida, un periódico, algunos billetes.
―Llama a casa pronto.
Un parpadeo; ya no estaba. Hubiese pensado en la posibilidad de estar alucinando, pero Jarno soltó un suspiró antes de reírse a carcajadas.
―¿Alguna vez creíste que tendrías un orgasmo con tu hermana mirándote?

Mynshaik se enrojeció, totalmente avergonzada, y le atinó un golpe al hombro.

―Me voy a preparar el desayuno…
―Pero si yo ya estaba comiendo ―se quejó Jarno, frunciendo el entrecejo. Ella puso los ojos en blanco, levantándose. Curvó sus labios en un óvalo extraño cuando bostezó, caminando hacia el mueble donde yacía el dinero, con algunos víveres y enlatados.
Jarno la acompañó a darse un baño de agua caliente para relajarse (aunque lo ideal hubiese sido uno de agua fría para calmar las ansias de sexo). Había alguna ropa de su talla en el clóset, pero se dio por satisfecho con un pantalón de algodón. El torso desnudo era objeto de observación constante por parte de la muchacha mientras cocinaba, pues fumaba en la esquina del mesón algo que no era tabaco, con expresión serena. Las ventanas estaban abiertas, pero sin embargo, el olor de la marihuana la estaba mareando.
Ella también andaba cómoda, sin maquillaje y descalza; el piso estaba suficientemente limpio.

Unas bolitas de queso bastaron para saciar su apetito (y el del rubio), que estaba sorprendido de que ella supiese siquiera sostener una sartén. Comía recostada entre sus piernas. Él se entretenía con su cabello, pues al parecer, no se cansaba de hurgar con los dedos en él; su ración de bolitas ahora estaba alojada en su estomago.

―Antes de conocer a Khazeri, yo no tenía familia. Sólo mi hermana, pero constantemente estaba de viaje…―recordó, mirando al techo luego de que Jarno murmurara algo como “es’dan uy icas” ―. Así que tuve que aprender a sobrevivir por mi cuenta. Sé hacer prácticamente de todo… supongo que por eso aprendí a robar…
― ¿qué le pasó a tu hermana?
―Murió de cáncer… fumaba mucho.
Jarno se dio cuenta que, por su tono, no quería hablar mucho del asunto, así que cambió el tema con naturalidad, abrazándola más fuerte.

Al margen de la fastidiosa realidad del exterior, Mynshaik y Jarno se pasaban el día en aquella casa, aunque no era ni la mitad de malo de lo que podía parecer. Todos los días miraban las noticias, para ver si las cosas se habían calmado, pero pasaban sin cambio aparente. Se acostaban muy entrada la madrugada haciendo el amor, despertando bastante pasado el mediodía, comían cosas cuyo nivel de vitaminas les daba igual, hablaban mucho sobre todo... Claro que había días en que no dejaban a la peli naranja salir del lecho.

Lo único tedioso eran las llamadas; entre sus dos hermanos, el acoso era prácticamente insoportable, al punto de que a veces tenían que descolgar el teléfono. En el fondo, Jarno comprendía a Skabriell; su hermano prófugo, la prensa sobre él… Debía estar sometido a un estrés terrible. Kaze, sin embargo, ya debía haber mandado a todos a la santificada mierda; cuanto estaba enojada era el demonio en persona, además, con el cariño que le tenía al joven de cabellos morados, dudaba que dejaba que lo jodieran mucho. Al menos, estando ella presente.

Así transcurrían los días de los jóvenes, que llevaban una “típica vida de recién casados”.

~
―Nope…
―Anda ―el rubio la asió por una muñeca, impidiendo que se levantara ―una vez más…
―Yo tengo que consumir proteínas, ¿sabes?

Con otro ligero tirón, logró zafarse el agarre, avanzado desnuda por el corredor de madera. Total, la había visto así una, otra y otra vez, no tenía demasiada importancia. Podía caminar descalza con tranquilidad por el piso limpio, claro, por ella misma; Jarno no parecía ni saber cómo se agarraba una escoba. Notaba un extraño mareo, pero supuso que era a la falta de alimento.
Sin embargo, a penas mordisquear el emparedado, tuvo que correr al baño tapándose la boca.

Vomitó hasta que le dolieron las costillas.

―¿Qué te pasa, bebiste demasiado anoche? ―preguntó Jarno, medio en serio, medio en broma, al verla salir del baño luego de cepillarse los dientes compulsivamente. Estaba de un horrendo color pálido, verdoso, y su expresión daba pena ―, te ves fatal…
―No lo sé. Me siento mal.

Se sentó en la cama con la cara entre las manos, sujetándose la cara. Trataba de pensar cómo iba a conseguir un maldito medicamento para el dolor de estomago… era extraño, llevaba dos meses sin dolores. Solo mareos, producto de las múltiples borracheras. Dos meses sencillamente perfectos… sin problemas.
Duró un rato tratando de encontrar la manera de colarse en una farmacia sin ser descubierta, pero en su mentecilla divagante se coló otra información al azar; ¿por qué llevaba dos meses sin el período? Claro, eso, la gran parte del tiempo, es algo que no se olvida, pero cuando pasas el tiempo en una cama, con un tipo ninfómano (no sabía el nombre de ese trastorno en los hombres), sobreviviendo a base de comida rara, cerveza y con una absoluta indiferencia a un coma etílico, bueno, se te pasan algunas cosas.

La verdad se juntó tan rápido en su cabeza que sintió como si un choque de tercer grado estuviera ocurriendo en su cerebro.
No. No. No.
A ver, ¿cómo se le habían olvidado…? Esa sensación de que dejaba algo al escaparse, no era simplemente una sensación. La cajita con las pastillas; la había dejado en casa de Kaze.
Solamente pudo darse un enorme puñetazo en la frente y dar un grito ahogado. Todo se había ido a la mierda… o estaba bastante cerca de eso. Nueve meses, ¿qué haría? ¿darlo en adopción? ¿matarlo? ¿abortar? La última opción sería tentadora, pero las probabilidades de que ella muriera también eran altas.

-Jarno.
El estaba en la cama, observándola con un leve ademán extrañado.
-vamos a ser padres.

Ambos se quedaron en silencio un largo e incómodo rato. Él parecía de piedra, pero ella se levantó de un tirón, metiéndose a la ducha. Salió en pocos minutos, secándose apresuradamente. Desparramó un montón de ropa negra, roja y fucsia sobre la cama, casi sobre él, hasta dar con algo que nada tenía que ver con su estilo: Un vestido. Y blanco, ¡por amor a Dios!... sin embargo, necesitaba salir, y si iba con sus pintas, probablemente la cogiese la policía. No dudaba que cierto agente de la ley moría por ponerle las manos encima a la “chica de Bathory”.

Terminó con un maquillaje “smoke eyes”, que no se notaba por los lentes de sol. Apenas si parecía ella: Solo la delataba el color de su cabello, que recogió en un moño alto que en su vida había usado.
Le dio un beso largo al rubio antes de salir.

-Voy a hacerme un ecosonograma. Necesito confirmar si nos jodimos la vida.





tiene más errores que los métodos de crianza de un tuki, pero bueno.
Espero te guste, Vickoh.
El conjuntito: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=32083735&.locale=es .

viernes, 27 de mayo de 2011

- fotos, fotos, reflejos gráficos del egocentrismo capturadas por uno mismo.



Un bolígrafo sin tinta fue lo que utilicé
Cuando te escribí una carta que obviamente nunca envié.
Tantas cosas que no dije, dos secretos que guardé,
Uno es que yo sí te quiero y otro es que no puedo...
Y no quiero, no quiero, no quiero...♪


No lo sé.
Tengo ganas de muchas cosas, no entiendo como la gente tiene miedo al cambio.
¡A mi me encantaría!


Principalmente, subo esto porque me aburro.
Si no les gusta pues se joden, es MI blog, pasen de él si quieren algo mejor o_ò

A ver, las fotos de la primera combinación son todas tomadas con el celular.
(Mi cámara no es tan mala *.*)
De Izquierda a derecha, primera columna: -si, le doy descripción a todo-.




1. Una de mis expresiones habituales... Poker face LOL. Realmente AMO esa foto *-*
2. A las 4:30 de la mañana, acabada de lavarme el cabello y con exactamente 22 horas y veinte minutos sin dormir NADA (: Fue genial. ♥
3. Con lentes me veo tan, tan pero TAN nerd dios mío xD
4. Casa de mi tía... emm... sepsi.
5. Mis zapatitos, KYA *.*
6. Mi mejilla pone "rawr" :I
7. En el colegio, Odio el colegio ^_^
8. Mi ojo o_o creo que está maquillado...


en esta, todas menos la 2da fueron con mi querida Kodak.

1. Sin comentarios.
2. ^.
3. Mentalidad televisiva (8)
4. Relleno ._. soy plana.
5. Mi teclado *.*
6. MI CABELLO (L)
7. Cara de demente, 5comentarios.
8. fuckyeah morado.






No, no soy linda ok, tengo una cara muy freak.


domingo, 22 de mayo de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap 3

Se quedó allí parada. ¿Estaría alucinando…? Bueno, pues su alucinación caminaba hacia a ella con un paso que daba un poco de miedo, al menos debería dárselo. Pero seguía demasiado embobada, con su cabello, sus ojos, su cuerpo. Los labios tensados en una mueca, aún así, se veían provocativos. Ladeó la cabeza imperceptiblemente y unos cuantos mechones de cabello le cruzaron el rostro.

-Sé que no me esperabas...más aún, no me deseabas aquí, pero tuve mis motivos para veir hasta acá. Primero que nada, perdón por ser descortés el otro día, estaba muy estresado y no tuve intención de tropezarte...Soy Lance, mucho...gusto...-Había comenzado a temblarle la voz. Eso le pareció bastante extraño.
Ella enarcó una ceja, mirándolo atenta. Seguía como clavada al piso sin saber que responderle. Inhaló hondo un par de veces, se tragó el chocolate y se limpió las comisuras de los labios con la lengua, desviando sutilmente la mirada. Como pudo, acomodó mejor las bolsas que llevaba encima y le devolvió la sonrisa sin trabas.

-Creo que te estás tomando el asunto muy en serio -había un ligero tono rosáceo en sus mejillas, aunque demasiado sutil para ser considerado un sonrojo -, además, fui yo la que actué grosera desde un principio...Y mi nombre es Marianna. Te daría la mano pero -soltó una pequeña risita apenas notable-, mancharía el piso de chocolate.
No entendía cual era su interés en una persona que había conocido algunas horas, la verdad, ni tampoco porque estaba tan nervioso. Ella tenía su carácter desinteresado de siempre, aunque le dificultaba mantener una pose unánime con tanto bolsero encima, y además, estaba demás perturbada por esa mirada penetrante, la cual tenía que alzar un poco la cabeza para seguir, lo cual le resultaba extraño, porque tenía una altura un poco menos promedio que el resto de las chicas.
Sin embargo, Lance no se veía muy cómodo con la situación.

-¿Podría ayudarte?
No pudo haber dicho unas palabras más acertadas. Sus ojos ya de por si luminosos brillaron, casi con chispa, se le subió la sangre a la cara y con una sonrisa de oreja. Extendió hacia él la gran mayoría de bolsas, con unas ganas inmensas de darle un millón de veces las gracias. Ya con las manos libres, se recogió el cabello en una coleta alta, que la hacía ver más niña de lo que en realidad era.

-Y...bueno... ¿En qué piso se encuentra tu apartamento?
-Es en el 10, pero el ascensor está descompuesto...así que...-Bajó la mirada, apenada. Estaba abusando de su cortesía al hacerlo subir tantas escaleras con esa montaña de comida encima.
-¿Habrá que subir utilizando las escaleras? No hay problema, me gusta ejercitarme.
-Bueno. Está bien-le tembló ligeramente el párpado derecho, como un tic de animé-Las escaleras que llevan a mi departamento están por aquí, sígueme.

Comenzó a caminar alegre hacia ellas, aún sonriente. Le alegraba tener a alguien que la ayudara; allí, en ese lugar, no podía estar confiando mucho en los hombres, pues, como decía su madre, “jamás daban nada sin pedir nada a cambio”. Su padre estaba al lado en aquel momento y ambos se echaron a reír, pero ella sabía que lo decían bastante en serio. Estaba consciente de que llamaba la atención, también de que los tipos de por allí estaban buenísimos, y a más de uno… perdió el hilo de sus pensamientos al sentir una mirada tras de sí, pero prefirió quedarse callada.
Su cabello se movía con cada escalón. Estaba meditando si voltear o no, pero si miraba a Lance con la vista fija en su trasero… Bueno, si era imbécil al menos sabía disimularlo, pero no quería llevarse una
impresión desagradable. Volvió a desconcentrarse al oír una especie de “truck”, volteando rápidamente la cabeza, preocupada. Casi había tirado el glaseado, pero por lo demás se veía bien, aunque demasiado avergonzado para ser chico.



-Vaya tropiezo ¿Estás bien? Ya casi llegamos, pero si gustas podemos...-
-¡No!- el grito se oyó en todo el lugar. Marianna “peló” los ojos -Es decir...no, está bien así, continuemos, no sucede nada.
Lo observó levantarse como una saeta, subiendo cual bólido los escalones hasta llegar a su corredor. Ella le siguió a una velocidad más humana, entretenida con el espectáculo. Casi riéndose, ignoró su desespero, caminando hacia el chico.
-Lo siento...debí esperarte. No sé que me sucede.
-No te preocupes, te veías muy emocionado, así que no te detuve. Es por aquí.
Caminaron el corto tramo hacia la puerta blanca, aunque llevaba ventaja. Sin darle mucha importancia al extraño comportamiento, buscó las llaves en su bolsillo derecho, al fondo. Cuando trató de sacarla, ésta cayó al suelo, muy cerca de uno de los pies de Lance, que se inclinó para tomarla, pero al tiempo que iba a cogerla, su mano rozó suavemente con la suya. De nuevo se quedó como estatua, mirando fijo a un punto inexistente entre su blusa, la puerta y los instrumentos.
Esperando a que reaccionara se quedó allí, medio agachada. De nuevo, su reacción fue lo suficientemente poco ortodoxa como para hacerla reír; parecía un niño asustado ante la pequeña que le gustaba… ewk, eso era una mala comparación, pues ella no sabía si había similitudes entre eso y…

Lo oyó suspirar.

Sin más entró a su casa, sintiéndose aliviada, en su terreno. Gritó un sonoro “Adelante, puedes pasar”, esperando oír la reja cerrarse. Apagó el horno que había dejado encendido con total tranquilidad mientras se quitaba el suéter, quedándose en una musculosa blanca.

Y otro suspiro.

-Deja los paquetes acá, ven.
Lance parecía bastante reacio a pasar, así que lo cogió de la manga, ayudándolo a descargar los productos, haciendo como si no notase el leve rubor de su compañero. Guardó todo lo que no iba utilizar hasta que la alacena quedó un tanto rebosada, casi desbordándose.
-Puedes sentarte… allá –señaló el sofá negro en medio de la sala con tranquilidad -, yo tengo que terminar de cocinar esto, así aprovechas y me dices como quedaron.
-Vale…

No fue a verificar si se había sentado o no. Se limitó a decorar sus postres con esmero, dando una que otra probada traviesa. Estaban calientes, pero no lo suficiente para quemar, y vertió en sendos vasos de cristal una generosa cantidad de gaseosa de uva con hielo. Con un equilibrio justo llevó el postre hasta la sala en una bandeja, poniéndolos frente a su extraño visitante, que se veía algo cohibido.
-Espero te guste… -con una sonrisa adorable, se situó a su lado, ya mordisqueando uno de los pastelitos -, y bueno, Lance, dudo que hayas venido acá solo para disculparte, ¿o me equivoco?
-Eh, bueno…yo…
-Por favor, tranquilo. Yo no muerdo… mucho –le guiñó un ojo, sorbiendo refresco.
Muy al contrario de apaciguarse, el chico pareció más alterado. No pudo evitar querer perturbarlo más, pero eso ya sería abuso. La idea le agradaba mucho…

-Linda casa –atinó a murmurar Lance, bajando la mirada hacia la bebida.
-Gracias. Por cierto, ¿de dónde eres…? Tú acento es muy guay para ser de aquí.
-I-italia.
-¡Oh, Italia…! –ella no se daba cuenta de qué aquello era prácticamente un monologo, porque su acompañante no dejaba de temblar y desviar los ojos; estaba muy entretenida con su comportamiento -, es uno de los países más bellos del mundo, aunque, claro, nada supera a Madrid… eh, mira, te has manchado las comisuras de chocolate.

Con una delicadeza prácticamente nula, se acercó, servilleta en mano, frotándole cerca de los labios para quitar los restos. Por su parte, el moreno estaba paralizado, con los ojos abiertos en su totalidad. Lance entreabrió los labios por el susto. Tardó algunos segundos en reaccionar pero apenas lo hizo, se apartó con brusquedad, dejando a la joven limpiando el aire. Marianna ignoró eso, por completo.

-¡Listo! Ahora, si pudieras decirme porque has venido…

Lance miró hacia la pared unos minutos más en lo que las palabras se acomodaban dentro de su cabeza. Nunca se imaginó que le hicieran esa pregunta, al menos, no directamente. Se mordió el labio un tanto fuerte, y su corazón volvió a latir frenéticamente, como si estuviese a punto de salírsele del pecho, sentía que algo lo quemaba por dentro...pero era ella. Su presencia, su tacto, su
voz...todo lo que tuviese que ver con ella lo ponía en un estado anormalmente inestable. Apretó uno de los puños fuertemente y tomó aire, volteando su mirada hacia ella y viéndola por fin a los ojos, dispuesto a responder con absoluta sinceridad

-¿Por qué preguntas...? La respuesta es simple, y creo que también tienes una vaga idea del porqué, aunque no quieras verlo por ese lado y estés evitándolo al igual que yo durante toda la tarde desde el momento que te miré a los ojos.
La joven alzó las cejas, completamente perdida. No le captaba, al menos, no del todo…
-Perdona, pero no te entiendo… ¿quieres decir que te gusto?

Estaba atónito. Después de habérsele prácticamente declarado, ella no lo había terminado de comprender a la perfección. Se llevó una de sus manos a la cabeza, haciéndose a un lado el cabello que le caía en la frente; sentía que la cabeza le había empezado a zumbar hasta que ese zumbido se convirtió en un dolor bastante molesto e incómodo. Apretó la mandíbula con fuerzas y se paró del sillón, llevando a cabo la misma acción con los puños; más que apretarlos de enojo o ira, lo hacía debido a la desesperación. Debía acabar con todo ese embrollo en el que se había metido, y así lo haría...de una vez por todas.

Marianna seguía mirándole con un gesto que podría llamarse inocente. Se acercó lo más que pudo a ella, inclinándose luego un poco hasta dejar su rostro muy cerca del suyo, mirándola fijamente a los ojos. Luego tomó lo tomó suavemente entre sus manos; no sabía si con miedo o con precaución y entrecerró los ojos, para luego posar sus labios suavemente sobre los de ella, haciendo una leve presión. Era un beso precavido, hasta cierto punto tímido, ya que no sabía cuál sería la reacción de la muchacha. Terminó con un suave jugueteo de labios, y lentamente retiró su boca de la de Marianna, con un leve tono rosáceo en toda su cara.

La muchacha parecía de piedra, pues aunque no lo había rechazado, aún estaba con todos los colores subidos a la piel de perfil, lamiéndose inconscientemente el contorno de su boca. Tenía la mirada fija en Lance.

-Espero que con esto entiendas lo que quise decir,ahora,si me disculpas...debo retirarme, aún tengo cosas que hacer antes de que termine el día- le habló sin mirarla a los ojos, no se atrevía, sólo quería desaparecer de ahí, olvidar todo lo sucedido. Comenzó a pensar que desde un principio, debió quedarse en casa leyendo alguna revista o viendo algún programa de chismes.
Se dirigió a paso veloz hacia la puerta, girando rápidamente el cerrojo para abrirla en el menor tiempo posible. Salió de la habitación, y de un suave pero sonoro golpe, cerró la puerta del apartamento.
Marianna estaba casi paralizada. ¿La había besado?

¿¡Y QUÉ DEMONIOS HACÍA ELLA TIRADA EN EL SOFÁ COMO UNA IDIOTA?!

-¡LANCE, espera! –jadeó, levantándose con desespero. Resbaló un poco en el suelo antes de salir (forcejeando con la cerradura). Oyó el eco de sus pies en las escaleras y los siguió como desaforada, arrojándose sobre él. El chico apenas tuvo tiempo de voltearse, atónito, antes de que ella le aprisionara contra la pared, buscando su boca con ademán necesitado.
Este beso si no tenía nada de “tímido”, porque ella si conocía su reacción, y estaba divertida al ver como se vería esa escena desde afuera, aunque pronto desapareció el mundo a su alrededor.
Lance solo pudo rodear la cintura de la joven con sus brazos. En cuando separó sus labios de los de la chica, contempló que en su rostro se dibujaba una sonrisa traviesa; parecía que más que sorprenderla o avergonzarla aquella acción, la divertía. No quería preguntar qué había sido eso, simplemente, supo lo que tenía que hacer; había encontrado a la indicada. Deslizó su mano dentro del bolsillo de su pantalón, sacando el boleto para el baile y extendiéndolo hacia Marianna, sin poder evitar sonrojarse nuevamente.

-Creo que...no hace falta explicar lo que trato de decirte...-Bajó la vista, mirando hacia la pared nuevamente. Aún lo avergonzaba mirarla a los ojos directamente, temía que invitarla a un baile sonara cursi o demasiado exagerado para sus gustos. Marianna tomó el boleto, mirándolo sin decir nada. Mientras ella contemplaba su invitación, tragó saliva, preparándose para fuera cual fuera su respuesta después de todo lo sucedido.
Ella, sencillamente, volvió a besarle con descaro.

-Pasa por mí a las ocho o eres hombre muerto.





^de nuevo es prácticamente un borrador xD He terminado y sencillamente lo he publicado.
:D


Sobreviví a otro armagedón y desayuno felizmente.
MUACK.

miércoles, 18 de mayo de 2011





A ver, hace poco una compañera de clase me preguntó cómo me gustaban los chicos y como sería mi novio perfecto. Le di una respuesta muy vaga. Algo como que me gustaban con cara de niña, ojos claros… boberías por el estilo.
Ahora que no tengo nada que hacer y me pongo a pensarlo, no es solo eso.


Mi novio (o novia, btw) perfecto sería alguien que no temiese a la distancia, que pensase “Amor de lejos felices los cuatro”.
Alguien con el que pudiera charlar horas, horas y horas sobre cualquier cosa.
Alguien que con el silencio no fuera incómodo.
Alguien al cual la opinión ajena le diera igual.
Con el que pudiera comer sin vomitar.
Con el que compartir fuese fácil...
Con el que los besos no fueran el único pegamento de la relación.
Que tuviera gustos distintos a los míos para discutir durante largo rato, pero también parecidos para compartir información.
Qué no se la pasara celándome hasta del aire que respiro.
Qué supiera mentir, pero que no lo hiciera todo el tiempo.
Que fuera lo suficientemente egocéntrico para saber que a pesar de que ande con 928279287921791 chicos, ÉL es el único al que le digo “Te quiero”.
Que me motivase a algo más que no fuera a aprender sexo oral.
Alguien que supiese reírse hasta de las situaciones más tristes.
Que me metiese y sacase de muchos problemas.
Alguien que pudiera mirar durante todos los minutos que tiene un día sin cansarme de encontrar detalles en su rostro.
Alguien que supiera que Gee solo es un amor platónico.

…Más que nada, me gustaría que e x i s t i e r a alguien así.

en cuanto al físico me gustan altos, blancos/pálidos/caucásicos de ojos claros (no azules ._.), cabello liso y buen gusto al vestir,

Si, me aburría mil.

sábado, 14 de mayo de 2011


Who? Me?

Son exactamente las 5:10 am, me bañé hace 10 minutos y falta una hora para que lleve 24 horas despierta. Además, llueve y estoy haciendo tarea.
La vida es bella.

viernes, 13 de mayo de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap 2

Se quedó allí parada. ¿Estaría alucinando…? Bueno, pues su alucinación caminaba hacia a ella con un paso que daba un poco de miedo, al menos debería dárselo. Pero seguía demasiado embobada, con su cabello, sus ojos, su cuerpo. Los labios tensados en una mueca, aún así, se veían provocativos. Ladeó la cabeza imperceptiblemente y unos cuantos mechones de cabello le cruzaron el rostro.

-Sé que no me esperabas...más aún, no me deseabas aquí, pero tuve mis motivos para veir hasta acá. Primero que nada, perdón por ser descortés el otro día, estaba muy estresado y no tuve intención de tropezarte...Soy Lance, mucho...gusto...-Había comenzado a temblarle la voz. Eso le pareció bastante extraño.
Ella enarcó una ceja, mirándolo atenta. Seguía como clavada al piso sin saber que responderle. Inhaló hondo un par de veces, se tragó el chocolate y se limpió las comisuras de los labios con la lengua, desviando sutilmente la mirada. Como pudo, acomodó mejor las bolsas que llevaba encima y le devolvió la sonrisa sin trabas.

-Creo que te estás tomando el asunto muy en serio -había un ligero tono rosáceo en sus mejillas, aunque demasiado sutil para ser considerado un sonrojo -, además, fui yo la que actué grosera desde un principio...Y mi nombre es Marianna. Te daría la mano pero -soltó una pequeña risita apenas notable-, mancharía el piso de chocolate.

No entendía cual era su interés en una persona que había conocido algunas horas, la verdad, ni tampoco porque estaba tan nervioso. Ella tenía su carácter desinteresado de siempre, aunque le dificultaba mantener una pose unánime con tanto bolsero encima, y además, estaba demás perturbada por esa mirada penetrante, la cual tenía que alzar un poco la cabeza para seguir, lo cual le resultaba extraño, porque tenía una altura un poco menos promedio que el resto de las chicas.
Sin embargo, Lance no se veía muy cómodo con la situación.

-¿Podría ayudarte?
No pudo haber dicho unas palabras más acertadas. Sus ojos ya de por si luminosos brillaron, casi con chispa, se le subió la sangre a la cara y con una sonrisa de oreja. Extendió hacia él la gran mayoría de bolsas, con unas ganas inmensas de darle un millón de veces las gracias. Ya con las manos libres, se recogió el cabello en una coleta alta, que la hacía ver más niña de lo que en realidad era.

-Y...bueno... ¿En qué piso se encuentra tu apartamento?
-Es en el 10, pero el ascensor está descompuesto...así que...-Bajó la mirada, apenada. Estaba abusando de su cortesía al hacerlo subir tantas escaleras con esa montaña de comida encima.
-¿Habrá que subir utilizando las escaleras? No hay problema, me gusta ejercitarme.
-Bueno. Está bien-le tembló ligeramente el párpado derecho, como un tic de animé-Las escaleras que llevan a mi departamento están por aquí, sígueme.

Comenzó a caminar alegre hacia ellas, aún sonriente. Le alegraba tener a alguien que la ayudara; allí, en ese lugar, no podía estar confiando mucho en los hombres, pues, como decía su madre, “jamás daban nada sin pedir nada a cambio”. Su padre estaba al lado y ambos se echaron a reír, pero ella sabía que lo decían bastante en serio. Estaba consciente de que llamaba la atención, también de que los tipos de por allí estaban buenísimos, y a más de uno… perdió el hilo de sus pensamientos al sentir una mirada tras de sí, pero prefirió quedarse callada.

Su cabello se movía con cada escalón. Estaba meditando si voltear o no, pero si miraba a Lance con la vista fija en su trasero… Bueno, si era imbécil al menos sabía disimularlo, pero no quería llevarse una
impresión desagradable. Volvió a desconcentrarse al oir una especie de “truck”, volteando rápidamente la cabeza, preocupada. Casi había tirado el glaseado, pero por lo demás se veía bien, aunque demasiado avergonzado para ser chico.




-Vaya tropiezo ¿Estás bien? Ya casi llegamos, pero si gustas podemos...-
-¡No!- el grito se oyó en todo el lugar. Marianna “peló” los ojos -Es decir...no, está bien así, continuemos, no sucede nada.
Lo observó levantarse como una saeta, subiendo cual bólido los escalones hasta llegar a su corredor. Ella le siguió a una velocidad más humana, entretenida con el espectáculo. Casi riéndose, ignoró su desespero, caminando hacia el chico.
-Lo siento...debí esperarte. No sé que me sucede.
-No te preocupes, te veías muy emocionado, así que no te detuve. Es por aquí.
Caminaron el corto tramo hacia la puerta blanca, aunque llevaba ventaja. Sin darle mucha importancia al extraño comportamiento, buscó las llaves en su bolsillo derecho, al fondo. Cuando trató de sacarla, ésta cayó al suelo, muy cerca de uno de los pies de Lance, que se inclinó para tomarla, pero al tiempo que iba a cogerla, su mano rozó suavemente con la suya. De nuevo se quedó como estatua, mirando fijo a un punto inexistente entre su blusa, la puerta y los instrumentos.
Esperando a que reaccionara se quedó allí, medio agachada. De nuevo, su reacción fue lo suficientemente poco ortodoxa como para hacerla reír; parecía un niño asustado ante la pequeña que le gustaba… ewk, eso era una mala comparación, pues ella no sabía si había similitudes entre eso y…

Lo oyó suspirar.
Sin más entró a su casa, sintiéndose aliviada, en su terreno. Gritó un sonoro “Adelante, puedes pasar”, esperando oír la reja cerrarse. Apagó el horno que había dejado encendido con total tranquilidad mientras se quitaba el suéter, quedándose en una musculosa blanca.
Y otro suspiro.


Viernes 13, tú mala suerte me la suda ;)

martes, 10 de mayo de 2011


*le saca telarañas al diario con un plumero arco iris*
¡Uffff…! Hacía tiempo que no usaba esto como el diario que fue al principio porque no me apetecía contar mi vida en internet, ya que exponer taaantos puntos de vista tan poco alentadores me parecía una pérdida de tiempo.
Pero bueno, tenía ganas de escribir nimiedades (:

Siendo sinceras mi vida podría estar peor. Siendo victimista, ahora estoy bastante mal… Igual, todo me da exactamente igual.
Pero en fin.

Últimamente he andado mucho con la gran mayoría de mis compañeros ya que mis 4 años de amistad con Yeilin se fueron a la shit por culpa de su madre. Todas ellas tienen una ideología de vida y gustos más o menos iguales, pero no es tan estresante como puede pensarse. Hoy charlé con una de ellas y me contó sus problemas, fue conmovedor. xd es una de las que mejor me cae.

Nos pusimos a cantar algo que decía más o menos así: “Y ME PLANCHÉ EL CABELLO, NO ME PUSE SILICÓN, AHORA LO TENGO EXPLOTADO COMO UN COLCHÓN…♪“
Cántenlo con el ritmo de “Y me solté el cabello…” xD
Y bueno, por allí andaba Dulce-tetas-de-trapo y se picó porque realmente tenía la melena horrorosa. Buscó a su cardumen de tontas y se armó un bueeeen lío en el cual hice como Pilato, porque la verdad nada tenía que ver con el asunto.

Fuera de eso, nada interesante.
Ya me cansé de hablar de mi rutina chao.

lunes, 9 de mayo de 2011



:]
Simplemente alimento mi egocentrismo de manera gráfica porque no tengo oficio :D


No se sentía en lo absoluto cómoda con ese ambiente tan lleno de gente estirada.
El local, si bien era simplemente una pequeña fuente de sodas especializada en granizados, era muy frecuentado. Primero, por el prestigio del lugar... y segundo, por uno de los camareros. Un montón de chicas en particular le dirgían miradas deseosas a cierto chico de cabellos rubios, que aún con ese uniforme se veía... bueno, como siempre. Fingía estudiar, escuchando música, sentada en la mesa más aislada. Aunque no fuese una persona celosa, le cabreaban las niñas huecas y tan putas.

Jarno se paró frente a ella, entregándole el granizado de arándano que había pedido hacía quince minutos.
—Te ves linda cuando "estudias", pareces inteligente —dijo con sorna. A su alrededor, las muchachas parecían muy extrañadas debido a su interés por aquella joven escuálida de cabello raro, más cuando, descaradamente, se sentó frente a ella con una sonrisa presumida. La miró con fijeza hasta hacerla desconcentrarse del libro que tenía entre las manos y levantar la cabeza con expresión distraída. Se oyeron varias maldiciones por lo bajo cuando aprovechó eso para robarle un beso lento, dulce, insinuante...apasionado.
Alguien lo llamaba desde la barra, pero al parecer, estaba momentáneamente sordo, entretenido en sus labios favoritos.
—Tienes que ir a trabajar... —musitó Mynshaik cuando al fin se separó. Este sólo lo hizo porque necesitaba oxígeno, de lo contrario hubiese pasado así toda la santa tarde.
—Y tú deberías estar en casa estudiando de verdad, no aquí vigilándome —murmuró, tomándole brevemente de las manos. Ella iba a reprocharle pero le puso un dedo en los labios —. Mynshaik —la aludida alzó las cejas, sorprendida. No solía llamarla por su nombre completo —, sé que soy un maldito mujeriego que no llega a casa diciéndote "cómo estás" sino quitándote la ropa. Tengo una cría contigo, eres la mejor de las drogas... no cambiaría tu trasero por nada del mundo. Mucho menos por una perra cabeza hueca.
Le dio otro beso, más corto esta vez, para volver a la faena diaria. La joven se quedó allí, medio paralizado, hasta que terminó el granizado.
Camino a su casa, en el Mercedes que Jarno le había regalado al graduarse de secundaria...(No, no era legal. De hecho, el cadáver de su antiguo dueño había durado un buen tiempo en la maleta. Había sido su último delito "grave..."), pensaba. No tenía problemas de autoestima, al menos no graves, pero, últimamente habían pasado por su cabeza tantas leseras que no pudo evitar ir a observar un poco. Pero él le había hecho taaanto caso a su pequeño grupo de admiradoras como ella a un híbrido de nerd y cani.

Eso era tranquilizador.
Encendió cada una de las luces del apartamento al entrar; ya era noche cerrada. Seguramente Jarno llegaría en media hora o algo así. Las tres únicas clases que veía ese día habían estado fáciles, pero tenía un montón de deberes. Jarno había dicho que llevaba pizza. Se dio una ducha larga con agua caliente, poniéndose encima únicamente la camiseta larga que usaba para dormir. No tenía nada de sueño, puesto que tomaba siestas en la mañana... oh, claro, y el café.

-Con razón la mayoría de los forenses se arrebatan wn -murmuró, aunque las fotografías no la afectaban...mucho. Algunas eran de famosos e interesantes asesinatos, de los cuales investigaba en la pórtatil comiendo patatas fritas —, esto debe traumar a la mayoría.
Oyó la cerradura girar, pero no sé levantó del sofá dond estaba tirada. La voz del muchacho rubio hacía eco en las paredes de la casa, tal como la botella de gasosa. Olfateó; la pizza le hizo agua a la boca.
-We live where there's no tomorrow...-canturreó Jarno, entrando a la sala con la caja de la comida y dos coca-colas.
-Hola...
-Ya llegó por quien llorabas, chiquita.

Lo dijo en un tono tan rídiculo que ambos se carcajearon varios segundos antes de antes de comer. Como siempre, estaba situada entre sus piernas, ambos acostados en el mueble, mientras le mostraba las imágenes. El parecía tan (o más) indiferente que ella ante los atroces cádaveres.

—¿Sabes? hoy, hace varios años, nos conocimos. Supongo que para la gente normal, estamos de "aniversario" —le recordó la peli naranja, riendo suavemente. El parecía un poco pensativo.
—¿Cómo te gustaría celebrarlo...?
—Oh, no, lo único que yo necesito está bajo mi cabeza.

Con evidente placer, palmeó las piernas de Jarno.

—Las parejas viejas y aburridas de vivir tienen mucho sexo en su aniversario...—bromeó el joven, subiendo a Mynshaik sobre su regazo con un movimiento rápido.
—Eso no es nada nuevo, tu te acuestas conmigo cada vez que te da la regalada gana.
—No siempre —como de costummbre, estaba empeñado en tener la razón —, ¿sabes las ganas que tenia hoy de llevarte tras la tienda y...?
—Vale, como sea. No necesito un regalo, Jarno; Mi familia, Leed y tú son lo único que me hace falta para ser feliz.
—Quiero dártelo... ¡ya sé! ponte algo menos de casa, yo me voy duchar.

Estaba más que extrañada cuando Jarno la dejó tirada en la cama. Sin embargo, obedeció. La falda resaltaba sus esbeltas extremidades, ocultas por las medias de malla.
—El que tengas unas piernas tan provocativas quizá influya en el que te las abra cada dos por tres...
—Weon, necesitas un vibrador.
—¿Para qué? —el ya estaba ataviado con su típica pinta de "niño rebelde", y la tomó de la cintura —, si te tengo a tí como mujer...
Como para enfatizarlo, le dio una nalgada que le hizo reír.

No tenía la más perra idea de a donde la estaba llevando Jarno, pero de todas manera disfrutaba del trayecto.
Era raro que no viajaran en moto, pero la noche apaciblemente fría era propicia para caminar abrazados.La fina neblina parecía una telaraña envolviéndolo todo a su alrededor, como un humo sin olor alguno.A los lados, varias discotecas dejaban salir de ellas un hedor a música basura y borrachera muy desagradable. Ambos hicieron un gesto de asco; Su idea de un locar nocturno era otra bastante diferente.

Jarno saludó a varios tipos por el camino. Muchos eran más o menos de su misma edad, muchachos que se le quedaban mirando sin recato alguno, hasta que el rubio carraspeaba de manera apenas perceptible, presentándola como "su chica". Entonces cambiaban de inmediato su expresión a una un tanto más... discreta.
-Es aquí -anunció, sonriente. Estaban frente a un bar, no el más llamativo de la calle, pero si le atrajo el etrero con una "redonda" que ponía "The note".
Adentro estaba lleno, pero no de la manera que haría sentirse agobiada a Mynshaik. Al parecer había una banda tocando en una tarima al fondo, pero estaba más concentrada en el exéntrico chico al que saludaba. Era más alto que ella (aunque eso no era nada nuevo), de cabellos rojos peinados en un conocido corte punk, y ojos grandes, muy... perturbadores.

-Jarno me ha hablado mucho de tí -comentó, sirviéndoles a ambos sendas copas de vodka -, y de su hija.
Eso la sorprendió. Los hombres siguieron charlando mientras ella observaba el bar con atención. Algo en una mesa cercana llamó su atención; ¡bombones de licor! sin importar quien fuese su dueño, ya estaba sin ellos. Sid se rió al verla consumir los dulces con desmedido deleite. Jarno soltó una carcajada histérica, y ella recordó su poca tolerancia a los etílicos...oh, oh.
-Si así es comiendo así es en la ca...-comenzó Sidonya, sonriente, pero ella lo ignoró.
-¿No tendrás un baño o algo así? -preocupada, lo tomó de la mano -, necesita lavarse la cara.
-Dudo que quieras usar el público. Al fondo a la izquierda está mi oficina, hay un baño allí.

Mynshaik torció el gesto, susurró un apresurado "gracias" y se llevó a su alcoholizado a su rubio al cuarto. Estaba reacio a hacerle caso hasta que cerró la puerta. Entonces, se dio cuenta de que no estaba tan ebrio... de que solo quería estar solo con ella. Enarcó una ceja.

-No sabía que fueses buen actor.

Él le dedicó una breve sonrisa antes de recargarla contra la pared y besarla con pasión. Sus lenguas debatían para ver cual era más apasionada, pero ella perdía ventaja debido a la mano que sin compasión apretaba su seno derecho hasta hacerla gemir, para luego sustituirla por la boca; succionaba como si fuera un niño hambriento, mordiendo fuertemente en cada momento.
-Dí mi nombre.
-Siempre jodes con la misma wéa... JARNO.

No pudo evitarlo; sin mucha delicadeza, alguien había deslizado su ropa interior hasta el suelo, introduciendo bruscamente los dedos en la húmeda intimidad. La sensación no era nueva pero le hizo tensar los músculos para disfrutar mejor ese delicioso contacto.
-Y siempre gano, querida.

Se llevó los dedos mojados a la boca con para lamerlos gesto lujurioso, besándola de nuevo. A través de la tela del jean de su dueño podía sentir como despertaba algo allí... le emocionaba. Cerca había un escritorio con un cuaderno sobre el que se tiraron sin pensarlo demasiado.
-Podrían vernos...-se quejó la joven sin demasiada resolución mientras la blusa terminaba bajo el mueble. La expresión del chico era de intensa y desesperada ansiedad mientras terminaba de quitarse la chaqueta y la polera, dejando a la vista un delgado pero bien formado torso, que reflejaba la luz amarilla de la bombilla.
-El riesgo me excita.

No le hizo ningún caso a las entrecortadas advertencias mientras le subía la falda de cuadros hasta la cintura.
-Shh... si sigues hablando -volvió a sonreír, casi macabramente, mientras le ponía los dedos, aún humedecidos, en los labios -, si nos van descubrir... y no creo que quieras dejar esto a medias...
El aliento etílico de ambos no era en absoluto desagradable. Jamás hubiera imaginado que los bombones de licor mezclados con vodka supieran tan bien...
-Si tu primo entra estaremos en problemas.
-Ni que él no lo hiciera.
Sin escucharla, terminó de quitarse los jeans, pegándose más a ella, haciendose una sola carne con infinito placer. Los ruidos de ambos hacían un ligero eco en la habitación; el movimiento constante del escritorio, las respiraciones, las constantes groserías del chico. Era como la primera vez... no había protección alguna, nisiquiera un condón barato de local chino. Probablemente, Leed tuviese un hermanito nuevo en 9 meses.
Y lo peor del caso era que le daba exactamente igual, aferrada como estaba a aquella espalda suave, fuerte, deliciosa...Jarno soltó un ligero grito de protesta cuando la herida hizo sangre; Mynshaik no pudo evitar clavarle

-Sabes que te gusta...
-Maldita perra que se cree vampiro... ven, vamos a bailar.

Al acabar dentro de ella, tenía la cara desencajada por el placer. Ambos se limpiaron el sudor (y otras sustancias) con disimulo antes de salir de la habitación al bullicio del local, tomados de la mano y con una sonrisa cómplice.
Borrador, creo. Le falta por corregir pero espero a Vicky le guste algo corto pa' leer c:

domingo, 8 de mayo de 2011



El día, definitivamente, debería tener más de 24 horas.
Oh, el tiempo corre cada vez más rápido.


Tic.Tac.Tic.Tac.



El reloj es nuestro enemigo.



We live where there's no tomorrow.
No past no rules to follow
Consumed by the innocence we take
We live out all of our days
In the absence of light
Just for one kiss as the lovers unite
and I
I feel my temperature rise
We got a get up
Get up
Get out
C'mon baby

We own the night you and I
We're gonna live forever
It's in the starts we'll never die
If we stay together
I feel the blood in my heart start pumping
Two souls in the throws of nothing
We own the night you and I
If we stay to
Stay together now

Give into a heart's desire
Moon drunk couldn't get much higher
No shame for the animals we are
Pale white with the kill cursed hunger
Twilight is the spell we're under
Tonight
We never felt so alive
We got a get up
Get up
Get out
C'mon baby

We own the night you and I
We're gonna live forever
It's in the starts we'll never die
If we stay together
I feel the blood in my heart start pumping
Two souls in the throws of nothing
We own the night you and I
If we stay to
Stay together now....


We own the night - 69 eyes ♥

A veces, sencillamente dan ganas de gritarle al mundo que tú no eres rara.
Sino que ellos, son comunes.
De coger un bate y salir a tomar venganza de... bueno, de cualquier cosa que se te ocurra.
De bailar la macarena en el escritorio de la directora.
De partirle su horrenda cara a la madre de tu mejor amiga.
De gritarle al niño gay que te gusta qué estás enamorada de él.
De cantar "Na na na" en vez de "La quemona" en tu salón de clases sin que nadie te meta un papel en la boca, por así decirlo.
De ver gore en tu celular sin que nadie a tu alrededor vomite.
De llorar, de reír, de saltar de un quinto piso a ver si te fracturás un hueso.

Desgraciadamente, expresarse parece ser un delito en la sociedad moderna.


lunes, 2 de mayo de 2011

-Debiste estar alucinando, en esta zona de la ciudad no hay tíos tan guapos…
-Qué no era alucinación, joder… eh, oigo la voz de tu novio reclámando, más tarde te doy detalles, chau.

Colgó sin despedirse, otra vez, volviendo a pasarse las sábanas verdes sobre la cabeza. Dios, temblequeaba de arriba abajo, y lo peor de todo es que en parte no se debía al frío. El encuentro con el joven irritable había turbado más que su salud (aunque el resfriado no se acrecentaría sino hasta dentro de unos dos días). No tenía la más perra idea que hacía allí, echa una bola dentro de su pijama favorito, pensando en que tal besaba el moreno ese.
Oh, por, dios. Que soberana estupidez; Debió mandar a la mierda la salud y bañarse con agua fría, helada, o mejor aún, desnudarse en la calle para darse allí mismo una ducha. Pero no podía quitarselo de la mente, así como tampoco podía apartar el brillo de sus ojos, el tono de su tez, el olor de su piel, percibible aún a través de la lluvia.

Aferró el conejo de peluche con expresión de puchero e infantil desagrado. No creía en el amor a primera vista…
…Pero, obviamente, la obsesión al primer vistazo existía. Estaba siendo víctima de ella.

Aún llovía; según la tele, el clima o cambiaría hasta dentro de una hora, o más.Los planes de irse a pasear se fueron al bote, pero tampoco podía quedarse de parásito todo el día. Armada con un suéter grueso, jeans y pantuflas, encendió el horno, poniéndose a cocinar.
El olor a pastelitos prontó inundó la estancia, haciendola relamerse de puro gusto; Seguro el azúcar la haría olvidar a su pequeño gran incidente.

A pesar de no haber crecido en la pobreza, desde pequeña, sus padres la habían enseñado a ser autosuficiente, creándole una ideología de vida de “el dinero es importante, pero no lo es todo en la vida”. Ya a los nueve años cocinaba, lavaba los platos con su mamá, ayudaba a su padre en el taller e intentaba barrer la casa, aunque nunca fue buena porque le daban ataques de alergia las nubes de polvo.
Una de las razones por las cuales con apenas 17 años ya tenía vivienda propia.

Ay, mierda. No tenía glaseado. ¿Qué eran muffins sin glaseado? Se chocó la frente con la palma, como tenía de mala costumbre, mirando por la ventana. Ahora, el tiempo estaba bastante mejor; incluso, tentador para salir. Se cambió las pantuflas por unos zapatos, atándose un cinto en el cabello, sin maquillaje. Total, no iba demasiado lejos.
Por alguna razón (quizás una loca empapada montada en él), un elevador no funcionaba y no quería espera el otro, así que bajó corriendo las escaleras sin pensarlo mucho. Sus zapatillas hacían eco en las paredes de cerámica.

Los charcos reflejaban la luz brillante del sol, cuya tibieza rozaba sus mejillas con agradable reconforte. La tienda le quedaba cerca; además del glaseado, adquirió almendras, galletas, chicles y uno que otro chocolate, además de una caja de bombones que compartiría únicamente por su estomágo. Ya en el camino iba comiendoselos.
Otra vez a subir escaleras. Esta vez fue más lento debido a los paquetes, deteniendose de vez en cuando para jadear histriónicamente. Los vecinos discutían, veían televisión e incluso oyó un grito ahogado que no quería saber de donde provenía. En el piso cuatro, sin embargo, una voz captó su atención, haciendole asomar la cabeza por el pasillo.

Se quedó de piedra. Charlando con el señor Hoffman, estaba el mismo muchacho que se negaba a salir de su cabeza y que, al cabo de unos segundos de no apartar la mirada, volteó a verla…con su boca llena de chocolate en las comisuras, el cabello alborotado, y las manos cargadas de paquetes, como una universitaria desesperada.

-Trágame, tierra.



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