lunes, 9 de mayo de 2011



No se sentía en lo absoluto cómoda con ese ambiente tan lleno de gente estirada.
El local, si bien era simplemente una pequeña fuente de sodas especializada en granizados, era muy frecuentado. Primero, por el prestigio del lugar... y segundo, por uno de los camareros. Un montón de chicas en particular le dirgían miradas deseosas a cierto chico de cabellos rubios, que aún con ese uniforme se veía... bueno, como siempre. Fingía estudiar, escuchando música, sentada en la mesa más aislada. Aunque no fuese una persona celosa, le cabreaban las niñas huecas y tan putas.

Jarno se paró frente a ella, entregándole el granizado de arándano que había pedido hacía quince minutos.
—Te ves linda cuando "estudias", pareces inteligente —dijo con sorna. A su alrededor, las muchachas parecían muy extrañadas debido a su interés por aquella joven escuálida de cabello raro, más cuando, descaradamente, se sentó frente a ella con una sonrisa presumida. La miró con fijeza hasta hacerla desconcentrarse del libro que tenía entre las manos y levantar la cabeza con expresión distraída. Se oyeron varias maldiciones por lo bajo cuando aprovechó eso para robarle un beso lento, dulce, insinuante...apasionado.
Alguien lo llamaba desde la barra, pero al parecer, estaba momentáneamente sordo, entretenido en sus labios favoritos.
—Tienes que ir a trabajar... —musitó Mynshaik cuando al fin se separó. Este sólo lo hizo porque necesitaba oxígeno, de lo contrario hubiese pasado así toda la santa tarde.
—Y tú deberías estar en casa estudiando de verdad, no aquí vigilándome —murmuró, tomándole brevemente de las manos. Ella iba a reprocharle pero le puso un dedo en los labios —. Mynshaik —la aludida alzó las cejas, sorprendida. No solía llamarla por su nombre completo —, sé que soy un maldito mujeriego que no llega a casa diciéndote "cómo estás" sino quitándote la ropa. Tengo una cría contigo, eres la mejor de las drogas... no cambiaría tu trasero por nada del mundo. Mucho menos por una perra cabeza hueca.
Le dio otro beso, más corto esta vez, para volver a la faena diaria. La joven se quedó allí, medio paralizado, hasta que terminó el granizado.
Camino a su casa, en el Mercedes que Jarno le había regalado al graduarse de secundaria...(No, no era legal. De hecho, el cadáver de su antiguo dueño había durado un buen tiempo en la maleta. Había sido su último delito "grave..."), pensaba. No tenía problemas de autoestima, al menos no graves, pero, últimamente habían pasado por su cabeza tantas leseras que no pudo evitar ir a observar un poco. Pero él le había hecho taaanto caso a su pequeño grupo de admiradoras como ella a un híbrido de nerd y cani.

Eso era tranquilizador.
Encendió cada una de las luces del apartamento al entrar; ya era noche cerrada. Seguramente Jarno llegaría en media hora o algo así. Las tres únicas clases que veía ese día habían estado fáciles, pero tenía un montón de deberes. Jarno había dicho que llevaba pizza. Se dio una ducha larga con agua caliente, poniéndose encima únicamente la camiseta larga que usaba para dormir. No tenía nada de sueño, puesto que tomaba siestas en la mañana... oh, claro, y el café.

-Con razón la mayoría de los forenses se arrebatan wn -murmuró, aunque las fotografías no la afectaban...mucho. Algunas eran de famosos e interesantes asesinatos, de los cuales investigaba en la pórtatil comiendo patatas fritas —, esto debe traumar a la mayoría.
Oyó la cerradura girar, pero no sé levantó del sofá dond estaba tirada. La voz del muchacho rubio hacía eco en las paredes de la casa, tal como la botella de gasosa. Olfateó; la pizza le hizo agua a la boca.
-We live where there's no tomorrow...-canturreó Jarno, entrando a la sala con la caja de la comida y dos coca-colas.
-Hola...
-Ya llegó por quien llorabas, chiquita.

Lo dijo en un tono tan rídiculo que ambos se carcajearon varios segundos antes de antes de comer. Como siempre, estaba situada entre sus piernas, ambos acostados en el mueble, mientras le mostraba las imágenes. El parecía tan (o más) indiferente que ella ante los atroces cádaveres.

—¿Sabes? hoy, hace varios años, nos conocimos. Supongo que para la gente normal, estamos de "aniversario" —le recordó la peli naranja, riendo suavemente. El parecía un poco pensativo.
—¿Cómo te gustaría celebrarlo...?
—Oh, no, lo único que yo necesito está bajo mi cabeza.

Con evidente placer, palmeó las piernas de Jarno.

—Las parejas viejas y aburridas de vivir tienen mucho sexo en su aniversario...—bromeó el joven, subiendo a Mynshaik sobre su regazo con un movimiento rápido.
—Eso no es nada nuevo, tu te acuestas conmigo cada vez que te da la regalada gana.
—No siempre —como de costummbre, estaba empeñado en tener la razón —, ¿sabes las ganas que tenia hoy de llevarte tras la tienda y...?
—Vale, como sea. No necesito un regalo, Jarno; Mi familia, Leed y tú son lo único que me hace falta para ser feliz.
—Quiero dártelo... ¡ya sé! ponte algo menos de casa, yo me voy duchar.

Estaba más que extrañada cuando Jarno la dejó tirada en la cama. Sin embargo, obedeció. La falda resaltaba sus esbeltas extremidades, ocultas por las medias de malla.
—El que tengas unas piernas tan provocativas quizá influya en el que te las abra cada dos por tres...
—Weon, necesitas un vibrador.
—¿Para qué? —el ya estaba ataviado con su típica pinta de "niño rebelde", y la tomó de la cintura —, si te tengo a tí como mujer...
Como para enfatizarlo, le dio una nalgada que le hizo reír.

No tenía la más perra idea de a donde la estaba llevando Jarno, pero de todas manera disfrutaba del trayecto.
Era raro que no viajaran en moto, pero la noche apaciblemente fría era propicia para caminar abrazados.La fina neblina parecía una telaraña envolviéndolo todo a su alrededor, como un humo sin olor alguno.A los lados, varias discotecas dejaban salir de ellas un hedor a música basura y borrachera muy desagradable. Ambos hicieron un gesto de asco; Su idea de un locar nocturno era otra bastante diferente.

Jarno saludó a varios tipos por el camino. Muchos eran más o menos de su misma edad, muchachos que se le quedaban mirando sin recato alguno, hasta que el rubio carraspeaba de manera apenas perceptible, presentándola como "su chica". Entonces cambiaban de inmediato su expresión a una un tanto más... discreta.
-Es aquí -anunció, sonriente. Estaban frente a un bar, no el más llamativo de la calle, pero si le atrajo el etrero con una "redonda" que ponía "The note".
Adentro estaba lleno, pero no de la manera que haría sentirse agobiada a Mynshaik. Al parecer había una banda tocando en una tarima al fondo, pero estaba más concentrada en el exéntrico chico al que saludaba. Era más alto que ella (aunque eso no era nada nuevo), de cabellos rojos peinados en un conocido corte punk, y ojos grandes, muy... perturbadores.

-Jarno me ha hablado mucho de tí -comentó, sirviéndoles a ambos sendas copas de vodka -, y de su hija.
Eso la sorprendió. Los hombres siguieron charlando mientras ella observaba el bar con atención. Algo en una mesa cercana llamó su atención; ¡bombones de licor! sin importar quien fuese su dueño, ya estaba sin ellos. Sid se rió al verla consumir los dulces con desmedido deleite. Jarno soltó una carcajada histérica, y ella recordó su poca tolerancia a los etílicos...oh, oh.
-Si así es comiendo así es en la ca...-comenzó Sidonya, sonriente, pero ella lo ignoró.
-¿No tendrás un baño o algo así? -preocupada, lo tomó de la mano -, necesita lavarse la cara.
-Dudo que quieras usar el público. Al fondo a la izquierda está mi oficina, hay un baño allí.

Mynshaik torció el gesto, susurró un apresurado "gracias" y se llevó a su alcoholizado a su rubio al cuarto. Estaba reacio a hacerle caso hasta que cerró la puerta. Entonces, se dio cuenta de que no estaba tan ebrio... de que solo quería estar solo con ella. Enarcó una ceja.

-No sabía que fueses buen actor.

Él le dedicó una breve sonrisa antes de recargarla contra la pared y besarla con pasión. Sus lenguas debatían para ver cual era más apasionada, pero ella perdía ventaja debido a la mano que sin compasión apretaba su seno derecho hasta hacerla gemir, para luego sustituirla por la boca; succionaba como si fuera un niño hambriento, mordiendo fuertemente en cada momento.
-Dí mi nombre.
-Siempre jodes con la misma wéa... JARNO.

No pudo evitarlo; sin mucha delicadeza, alguien había deslizado su ropa interior hasta el suelo, introduciendo bruscamente los dedos en la húmeda intimidad. La sensación no era nueva pero le hizo tensar los músculos para disfrutar mejor ese delicioso contacto.
-Y siempre gano, querida.

Se llevó los dedos mojados a la boca con para lamerlos gesto lujurioso, besándola de nuevo. A través de la tela del jean de su dueño podía sentir como despertaba algo allí... le emocionaba. Cerca había un escritorio con un cuaderno sobre el que se tiraron sin pensarlo demasiado.
-Podrían vernos...-se quejó la joven sin demasiada resolución mientras la blusa terminaba bajo el mueble. La expresión del chico era de intensa y desesperada ansiedad mientras terminaba de quitarse la chaqueta y la polera, dejando a la vista un delgado pero bien formado torso, que reflejaba la luz amarilla de la bombilla.
-El riesgo me excita.

No le hizo ningún caso a las entrecortadas advertencias mientras le subía la falda de cuadros hasta la cintura.
-Shh... si sigues hablando -volvió a sonreír, casi macabramente, mientras le ponía los dedos, aún humedecidos, en los labios -, si nos van descubrir... y no creo que quieras dejar esto a medias...
El aliento etílico de ambos no era en absoluto desagradable. Jamás hubiera imaginado que los bombones de licor mezclados con vodka supieran tan bien...
-Si tu primo entra estaremos en problemas.
-Ni que él no lo hiciera.
Sin escucharla, terminó de quitarse los jeans, pegándose más a ella, haciendose una sola carne con infinito placer. Los ruidos de ambos hacían un ligero eco en la habitación; el movimiento constante del escritorio, las respiraciones, las constantes groserías del chico. Era como la primera vez... no había protección alguna, nisiquiera un condón barato de local chino. Probablemente, Leed tuviese un hermanito nuevo en 9 meses.
Y lo peor del caso era que le daba exactamente igual, aferrada como estaba a aquella espalda suave, fuerte, deliciosa...Jarno soltó un ligero grito de protesta cuando la herida hizo sangre; Mynshaik no pudo evitar clavarle

-Sabes que te gusta...
-Maldita perra que se cree vampiro... ven, vamos a bailar.

Al acabar dentro de ella, tenía la cara desencajada por el placer. Ambos se limpiaron el sudor (y otras sustancias) con disimulo antes de salir de la habitación al bullicio del local, tomados de la mano y con una sonrisa cómplice.
Borrador, creo. Le falta por corregir pero espero a Vicky le guste algo corto pa' leer c:

No hay comentarios:

Publicar un comentario