viernes, 13 de mayo de 2011

-Fic de San Valentín {Montse & Gumm} ♥ - Cap 2

Se quedó allí parada. ¿Estaría alucinando…? Bueno, pues su alucinación caminaba hacia a ella con un paso que daba un poco de miedo, al menos debería dárselo. Pero seguía demasiado embobada, con su cabello, sus ojos, su cuerpo. Los labios tensados en una mueca, aún así, se veían provocativos. Ladeó la cabeza imperceptiblemente y unos cuantos mechones de cabello le cruzaron el rostro.

-Sé que no me esperabas...más aún, no me deseabas aquí, pero tuve mis motivos para veir hasta acá. Primero que nada, perdón por ser descortés el otro día, estaba muy estresado y no tuve intención de tropezarte...Soy Lance, mucho...gusto...-Había comenzado a temblarle la voz. Eso le pareció bastante extraño.
Ella enarcó una ceja, mirándolo atenta. Seguía como clavada al piso sin saber que responderle. Inhaló hondo un par de veces, se tragó el chocolate y se limpió las comisuras de los labios con la lengua, desviando sutilmente la mirada. Como pudo, acomodó mejor las bolsas que llevaba encima y le devolvió la sonrisa sin trabas.

-Creo que te estás tomando el asunto muy en serio -había un ligero tono rosáceo en sus mejillas, aunque demasiado sutil para ser considerado un sonrojo -, además, fui yo la que actué grosera desde un principio...Y mi nombre es Marianna. Te daría la mano pero -soltó una pequeña risita apenas notable-, mancharía el piso de chocolate.

No entendía cual era su interés en una persona que había conocido algunas horas, la verdad, ni tampoco porque estaba tan nervioso. Ella tenía su carácter desinteresado de siempre, aunque le dificultaba mantener una pose unánime con tanto bolsero encima, y además, estaba demás perturbada por esa mirada penetrante, la cual tenía que alzar un poco la cabeza para seguir, lo cual le resultaba extraño, porque tenía una altura un poco menos promedio que el resto de las chicas.
Sin embargo, Lance no se veía muy cómodo con la situación.

-¿Podría ayudarte?
No pudo haber dicho unas palabras más acertadas. Sus ojos ya de por si luminosos brillaron, casi con chispa, se le subió la sangre a la cara y con una sonrisa de oreja. Extendió hacia él la gran mayoría de bolsas, con unas ganas inmensas de darle un millón de veces las gracias. Ya con las manos libres, se recogió el cabello en una coleta alta, que la hacía ver más niña de lo que en realidad era.

-Y...bueno... ¿En qué piso se encuentra tu apartamento?
-Es en el 10, pero el ascensor está descompuesto...así que...-Bajó la mirada, apenada. Estaba abusando de su cortesía al hacerlo subir tantas escaleras con esa montaña de comida encima.
-¿Habrá que subir utilizando las escaleras? No hay problema, me gusta ejercitarme.
-Bueno. Está bien-le tembló ligeramente el párpado derecho, como un tic de animé-Las escaleras que llevan a mi departamento están por aquí, sígueme.

Comenzó a caminar alegre hacia ellas, aún sonriente. Le alegraba tener a alguien que la ayudara; allí, en ese lugar, no podía estar confiando mucho en los hombres, pues, como decía su madre, “jamás daban nada sin pedir nada a cambio”. Su padre estaba al lado y ambos se echaron a reír, pero ella sabía que lo decían bastante en serio. Estaba consciente de que llamaba la atención, también de que los tipos de por allí estaban buenísimos, y a más de uno… perdió el hilo de sus pensamientos al sentir una mirada tras de sí, pero prefirió quedarse callada.

Su cabello se movía con cada escalón. Estaba meditando si voltear o no, pero si miraba a Lance con la vista fija en su trasero… Bueno, si era imbécil al menos sabía disimularlo, pero no quería llevarse una
impresión desagradable. Volvió a desconcentrarse al oir una especie de “truck”, volteando rápidamente la cabeza, preocupada. Casi había tirado el glaseado, pero por lo demás se veía bien, aunque demasiado avergonzado para ser chico.




-Vaya tropiezo ¿Estás bien? Ya casi llegamos, pero si gustas podemos...-
-¡No!- el grito se oyó en todo el lugar. Marianna “peló” los ojos -Es decir...no, está bien así, continuemos, no sucede nada.
Lo observó levantarse como una saeta, subiendo cual bólido los escalones hasta llegar a su corredor. Ella le siguió a una velocidad más humana, entretenida con el espectáculo. Casi riéndose, ignoró su desespero, caminando hacia el chico.
-Lo siento...debí esperarte. No sé que me sucede.
-No te preocupes, te veías muy emocionado, así que no te detuve. Es por aquí.
Caminaron el corto tramo hacia la puerta blanca, aunque llevaba ventaja. Sin darle mucha importancia al extraño comportamiento, buscó las llaves en su bolsillo derecho, al fondo. Cuando trató de sacarla, ésta cayó al suelo, muy cerca de uno de los pies de Lance, que se inclinó para tomarla, pero al tiempo que iba a cogerla, su mano rozó suavemente con la suya. De nuevo se quedó como estatua, mirando fijo a un punto inexistente entre su blusa, la puerta y los instrumentos.
Esperando a que reaccionara se quedó allí, medio agachada. De nuevo, su reacción fue lo suficientemente poco ortodoxa como para hacerla reír; parecía un niño asustado ante la pequeña que le gustaba… ewk, eso era una mala comparación, pues ella no sabía si había similitudes entre eso y…

Lo oyó suspirar.
Sin más entró a su casa, sintiéndose aliviada, en su terreno. Gritó un sonoro “Adelante, puedes pasar”, esperando oír la reja cerrarse. Apagó el horno que había dejado encendido con total tranquilidad mientras se quitaba el suéter, quedándose en una musculosa blanca.
Y otro suspiro.

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